martes, 9 de junio de 2009

ENTREVISTA A JUAN JOSÉ FLORES - EL CORAZÓN DEL HÉROE.


Juan José flores en biólogo y en sus ratos libres escribe libros. El corazón del héroe es su tercera novela. Estuvimos con él en la cafetería del hotel Pullitzer de Barcelona y lo que en principio sería una entrevista se convirtió en una conversacion entre dos personas con un tema central; su novela.

Has escrito una historia bastante peculiar. ¿Cómo nace “El corazón del héroe?

Normalmente, una historia nace de una anécdota, una escena, algo que tienes anotado... En este caso la imagen que yo tenía era la de un bar de Barcelona, que podría ser el prototipo del Déjà Vu, y que se llama El Llantiol, en el que hacían espectáculos de cabaret, magia, donde trabajé hace unos años. En aquel momento había un mago alemán, que hacía el número de la escopeta y la carta que describo en mi libro. Entre los compañeros nos preguntábamos cómo haría el truco de disparar al naipe. Finalmente lo averiguamos, aunque él no lo supo nunca. Esa es la imagen que yo tenía guardada en el disco duro de mi cabeza y que sabía que algún día vería la luz. Fue de ahí de donde partí. Me pregunté quién sería la persona que estaba viendo aquel espectáculo y surgió Lino, el vigilante de seguridad. Este es el punto de partida.

¿Cómo entra Alejandro Magno en esta historia?

Cuando empiezo una novela, nunca se qué va a pasar, al menos hasta que voy por la mitad. Es un misterio que me gusta mantener conmigo mismo porque creo que le da mucha frescura a la narración. Es como la arqueología; uno va descubriendo cosas que aparecen en la historia.
Alejandro Magno me interesaba porque hay algo muy curioso en su historia. Cuando llega a La India, al extremo de su conquista, a pesar de que quiere continuar, llega un momento en el que no le es posible y decide dar marcha atrás. Pero en ese retroceso, dejó a algunos de sus oficiales en distintas ciudades, pues pensaba que volvería. Pero estas avanzadillas quedaban abandonadas en una cultura y un entorno que les era ajeno. Ellos, como representantes de un gran imperio, se sentían poderosos, pero a medida que ven tomando conciencia de que están solos, acaban formando sus propios ejércitos incluso sus propios reinos. La novela tenía que ser un poco arquetípica y por eso trasladé esa parte de la historia a esa época y ese lugar. Según parece, Alejandro Magno conoció y quedó fascinado por alguno de los personajes que conoció en la India, como los maestros que vivían ascéticamente buscando la paz interior, algo que ningún héroe tiene, ya que lo que un héroe busca es dejar de serlo y encontrar la paz.

La novela tiene una gran variedad de personajes, cada uno con una historia diferente que contar. ¿Con cual te quedas?

Dejando aparte a los protagonistas, que evidentemente siempre chupan más cámara, uno de los que me fascinan es el mago. Es como la antítesis de Lino, el protagonista. Él también ha perdido algo importante en su vida casi raya el escepticismo total, pero no ha logrado amargarse y sigue conservando el amor por la magia, que es su verdadera pasión. Por eso monta el local Déjà Vu.

Sí, y con Lino llega a tener un sentimiento bastante paternalista

Exacto. Refleja en él el hijo que nunca tuvo. Ve en él al héroe joven que se enfrenta al peligro. Y ve cómo caerá en él irremediablemente. Pero será el que acabe salvando la situación.

El Dejá Vue, el local del mago donde trabaja Lino, tiene algo especial…

Sí, tiene algo especial. Es como un parque temático, donde todo es fantástico pero sólo es cartón piedra. También tiene algo de cenagal. Su calidad te acoge, te envuelve con la música y con el espectáculo, pero después no te deja salir de él. Se convierte en el refugio de Lino, donde cada noche acude a buscar su dosis de calidez y a admirar a su amada, que también trabaja en el local.

Ilusión, magia, historia, charlatanería, sueños, crimen organizado… ¿Cómo se consiguen enlazar todos estos elementos?

La respuesta rápida y concreta es, no lo se (risas). Va surgiendo. Es una labor de constructor. Al lector tienes que invitarle a entrar en una casa donde no se le vaya a caer el techo encima. Me guío por la intuición y me gusta ir descubriendo cosas. Como ya he dicho antes, es como la arqueología, como una ciudad antigua que está enterrada y que uno va desvelando. También tiene algo de improvisación.


A pesar de que uno de los personajes desvela el motivo de los sueños de Lino, al lector le queda igualmente esa pequeña duda de ¿y si hubiera algo? Juegas un poco a la ambigüedad.

Sí, me gustan los personajes un poco ambiguos. El que quiera pensar que hay algo más, ¿pues por que no? Trato el tema de la reencarnación pero no me posiciono. Aunque sí reconozco que hay una parte de parodia, cuando hablo del grupo de Marsans, que reúne a la gente y que es un cara dura que lo que quiere es sacarle partido a todas estas creencias. Creo que si hubiese explicado ese hecho con detalle, literariamente no hubiera funcionado. Además, es el lector el que tiene que rellenar los huecos y hacer suyos todos los personajes.

Decía Calderón que toda la vida es sueño. ¿Pueden alterar los sueños la vida de las personas?

Debería pensar que los sueños, sueños son, porque sino es muy peligroso, pero ¡claro que alteran! y no sólo los sueños, sino la ficción misma. Los sueños son una sala de cine que llevamos incorporada. A mí los sueños que me interesan son los que parecen realidad. La función de los sueños y la ficción es proyectarnos en ellos. Los griegos inventaron el teatro por la necesidad de proyectar a los héroes y en realidad era algo más que un entretenimiento, era prácticamente una ceremonia. Cuando tú ves una película que te marca, te altera de alguna manera. Por lo tanto, los sueños sí son importantes.

Hay un personaje bastante inquietante, que es el de la enfermera que cuida a Lino durante el tiempo que está en coma. Con el poder de las palabras consigue que muchos de sus pacientes mejoren…

Si, aunque es un personaje que da un poco de “yuyu” y que está un poco “p’alla”. Pero es un personaje un poco contradictorio porque de entrada parece que no influye en los paciente, pero al final se descubre que ella lo que quiere es imponer sus ideas. Pero no es el personaje que mejor me cae.

Yo la he definido como una enfermera placebo. ¿Hasta dónde puede llegar la sugestión a la hora de curar una enfermedad?

El efecto placebo está totalmente demostrado. Y nos pone de manifiesto hasta qué punto llega el poder de la sugestión, ya sea por un agua azucarada que tomes y creas que te curará el cáncer o ya sea que creas que te curarás si vas de rodillas a Lourdes. Hay documentados hechos muy interesantes a la vez que inquietantes. La mente tiene recovecos imprevisibles y desconocidos. En el caso de la enfermera de mi novela, si que es posible que, ayudada de su prestigio, pueda tener ese poder de sanar.

Ella juega con el subconsciente de los enfermos que están en coma…

Esa es una faceta del personaje que se va desvelando, porque de entrada parece una persona que deja hacer, que ha asumido el papel que algunos pacientes le han otorgado. Parece que está al margen, pero termina creyéndose su propio personaje cree que su papel es regalarles una vida a los enfermos que están en coma. Esto es, en cierto modo, lo que hacemos los escritores; crear historias ajenas para que el lector se proyecte en ellas, pero la diferencia es que el lector es consciente. A través de la ficción nos transformamos un poco.

¿Crees en la reencarnación?

Francamente, nunca me lo he planteado de una forma metafísica. Podría ser que sí o podría ser que no. No tengo una creencia tajante, ¿pero por qué no? Además, si hay reencarnación, como no nos acordamos, no podemos demostrar que hayamos vivido una vida anterior o cuatrocientas. Nadie ha vuelto para contarnos si ha sido así.

Bueno, y ninguno de los que se creen reencarnados ha vivido la vida de un pastor o un esclavo. Todos son la reencarnación de Cleopatra, como mínimo.




Sí (risas). Todo el mundo es la reencarnación de algún personaje histórico, y si son la reencarnación de un esclavo, era un esclavo muy especial, el favorito de Alejandro Magno o algo así. Es cierto que hay religiones que creen en la reencarnación, pero eso ya es otro tema en el que habría que profundizar mucho, porque los grandes maestros de estas religiones dicen que la reencarnación es algo más complicado que morir y nacer en el cuerpo de otra persona. Personalmente es algo que no me he planteado porque creo que la vida que hemos de vivir es la que tenemos. La reencarnación es un elemento que he cogido para mi novela, que incluso en algún momento he llegado a parodiar, sobre todo a los caraduras que se aprovechan de la fe de la gente

Con cada uno de los personajes de la novela se podría escribir otra historia. ¿Veremos a alguno de ellos en próximos libros?

¡Quien sabe! Es posible que algún personaje de la novela se reencarne (risas). A veces me ha pasado, sobre todo cuando he escrito un cuento corto y al terminarlo he visto que había demasiadas puertas que quedaban abiertas y entonces se han transformado y se han convertido en novelas.

Yo personalmente me he quedado con ganas de saber más sobre el escalador McNeill, con el que empieza la novela.

Sí, él es el que inicia la historia. Esa primera escena tiene mucha intensidad, y a mí me interesaba que fuera así. En una novela tiene que haber cierto dramatismo. Y si que es cierto que en ese capítulo pasan muchas cosas que después no se cuentan. McNeill es un tipo que ha perdido a sus compañeros, lo ha perdido todo y se ve en un agujero en medio del hielo intentando sobrevivir. Se refleja lo que es el verdadero enfrentamiento con la muerte. Saber que en el siguiente movimiento, en el siguiente instante caerás y terminará todo. Ese momento difícil de decidir si te dejas ir o intentas avanzar un paso más. Y es después de vivir esa situación, cuando McNeill escribe esta historia, basándose en los manuscritos que encuentra en aquella cueva y donde habla de de ese héroe y de la historia de amor entre él Nara.

Me gusta la manera en cómo tratas el amor romántico. Sin cursilerías, de forma cruda y real.

Es cierto que el amor suele ser tratado de forma cursi y edulcorada o buscando alguna connotación erótica. Los dos temas más recurrentes en la literatura universal son el amor y la muerte. El resto de recursos son florituras alrededor de estos dos temas. Pienso que el amor es crudo y radical, sino no vale nada. Tanto el amor cursi como el erótico tienen fecha de caducidad. El amor auténtico es duro, porque te saca de ti. De otra forma nos acomodaríamos a una situación. El amor nos rescata, como rescata al personaje de mi novela. Él está casi muerto, en coma y Milena acude cada noche a estar con él a darle amor puro y duro. El amor, si no te descoloca y te saca de tus casillas no es amor. Es entonces cuando la Santa se da cuenta de ese amor y decide darle continuidad.

¿Estás pensando ya en tu próxima novela?

Procuro estar trabajando continuamente. Pero sí que estoy trabajando en un proyecto. Es una historia que arranca en Barcelona, con un personaje del pasado relacionado con la ciudad romana antigua. Lo cuento a través de alguien que quizá trabaje en un museo y hay una estatuilla robada de la época.

Muchas gracias por tu tiempo.

A ti por haberme leído.

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