lunes, 20 de octubre de 2008

ENTREVISTA EMILIO CALDERÓN - EL JUDÍO DE SHANGHAI


Entrevista realizada para www.ciberanika.com
Realizada por Celia Santos

Has sido ganador del Premio de Novela Fernando Lara. ¿Cómo se siente uno tras recibir un premio de esa categoría?

Contento, aunque la responsabilidad también aumenta. Un premio como el Fernando Lara te permite llegar a un mayor número de lectores.

¿Cómo nace la historia de tu novela?

Tras realizar un viaje a Shangai. Allí descubrí vestigios de la presencia de una numerosa comunidad judía.

Reconozco que hasta que no leí tu libro, ignoraba que hubiera existido un gueto para judíos en Shanghai. En realidad ignoraba que existiera alguno fuera de Europa. Si que había oído hablar de los ghettos que construyeron los americanos para la población descendiente de japoneses; “nisei” creo que se llamaban, en EEUU durante la II GM ¿Eran diferentes estos guetos a los de Varsovia, por ejemplo?

Sí, eran muy diferentes. Los japoneses nunca se plantearon el exterminio sistemático de los judíos. Es más, en el gueto judío de Shangai sólo estaban internados los judíos “apátridas”, es decir, los que habían huido de los países ocupados por la Alemania nazi. Otros, como los judíos rusos tenían libertad de movimientos en la ciudad, ya que Japón había firmado un pacto de no agresión con la Unión Soviética.

¿Por qué Shanghai? ¿Qué tiene de especial?

Porque Shangai era una ciudad abierta, internacional, donde ni siquiera se requería pasaporte para entrar en ella. Todo el que tenía que huir de algo o de alguien, se refugiaba en Shangai.

Supongo que has viajado hasta esa ciudad para documentarte…

Sí, he estado varias veces en china, cuya cultura me fascina desde hace muchos años.

En una novela histórica, ¿es inevitable intercalar personajes reales con los de ficción?

No. Desde mi punto de vista, todas las novelas son históricas, incluso cuando el escritor narra la vida íntima de sus vecinos, Javier y María, por ejemplo, la novela también está enmarcada dentro de un contexto histórico. Yo mezclo personajes reales e imaginarios, pero lo que me importa es lo que sucede con ellos.

¿Es difícil escribir una novela histórica mezclando esos personajes a los que nos hemos referido, en un pasado tan cercano? No hay que olvidar que aún hay personas que posiblemente viven y que pasaron por aquello.

No resulta más difícil que escribir una crónica social de algo que puede estar ocurriendo en nuestros días. Si no pudiéramos escribir novelas sobre un pasado cercano tampoco deberíamos escribir entonces artículos de prensa sobre ese pasado, y de esa forma, los hechos quedarían ocultos para la sociedad en su conjunto. Tu misma has reconocido no saber nada sobre el gueto judío de Shangai, lo que significa entonces que se ha escrito poco sobre lo que allí ocurrió durante la II Guerra Mundial.

En porcentajes ¿cuánto habría de real y cuánto de ficción en la novela?

Un setenta por ciento de ficción y un treinta de realidad, aproximadamente. Los personajes principales de la novela son inventados; en cambio, algunos de los secundarios son reales y aparecen con sus nombres y apellidos.

Una cosa que me gusta especialmente es que das muchos datos históricos y curiosos pero no se hacen incómodos ni pesados, es decir que los ofreces en su justa medida sin despistar al lector de la trama principal de la novela. ¿Cómo se consigue ese equilibrio?

Depurando mucho el texto, de forma que no pierda fluidez. La información no puede tener más peso en la historia que el ritmo, de lo contrario la novela se convierte en otra cosa. Lo primero que busco es entretener al lector haciendo buena literatura.

He leído en algún medio que tu obra es una novela histórica pero no convencional ¿Por qué gran parte del público lector tiene la creencia de que una novela histórica ha de estar ambientada en la Edad Media?

Creo que esa creencia obedece a las propias editoriales que son las que se encargan de “clasificar” todo lo que editan. Como ya te he dicho, creo que todas las novelas son históricas o pueden encuadrarse dentro de ese género, en caso de que exista, si nos atenemos que todas las novelas se desarrollan dentro de un contexto o época histórica en particular.

Amor, odio, guerra, amistad… ¿Cuál de estas palabras definen tu novela?

Creo que todas. Cuando escribes sobre un período de la historia tan complejo como la II Guerra Mundial, el resultado es que tus personajes sean también complejos. En la guerra, la línea que separa conceptos como el bien y el mal, el amor o el odio, se vuelven delgadas, casi difusas.

¿Con qué se quedaría usted? ¿Con ficción histórica o con historia novelada? ¿Dónde encajaría ésta?

Yo la definiría como una novela de personajes que luchan por sobrevivir en un mundo en conflicto.

Durante años has escrito para niños y jóvenes. ¿Quiénes son más exigentes, lo pequeños o los adultos?

Sin duda, los jóvenes. Los adolescentes son lectores impacientes, y poco dados al halago. Cuando algo no les gusta no se andan con rodeos.

¿Con cual de ellos te sientes más a gusto?

Con los niños de ocho a diez años, claro. Los críos son otra cosa. Todavía no están contaminados y son sinceros y naturales, cualidades que luego, desgraciadamente, pierden.

Has publicado dos novelas en menos de un año. ¿Piensas seguir a ese ritmo?

Bueno, lo cierto es que El secreto de la Porcelana salió en septiembre de 2007 y El judío de Shangai en junio de 2008. Lo cierto es que El secreto de la Porcelana tardó más de un año en publicarse desde que la entregué a la editorial, y en ese tiempo casi me dio tiempo de escribir El judío de Shangai. Suelo tardar un año o algo más en escribir una novela de adultos.

¿Encajas bien las críticas que se hacen de tus obras?

La crítica especializada es necesaria, y a veces te enseña a ver errores que no has sido capaz de detectar por la proximidad que tienen con la obra. Otra cosa es lo que ocurre con Internet, donde en muchos casos, personas ajenas a la crítica profesional utilizan la red para insultar, amparándose, eso sí en el anonimato.

¿Cuáles son tus autores de cabecera?

Muchos, la verdad. Me gusta mucho la literatura anglosajona. Joseph Conrad, G. Green, Somerset Maugham, y Edgar Allan Poe.

¿Qué libro estás leyendo ahora?

La dama de blanco, de Wilkie Collins.

Y por último, ¿cuál será tu próximo libro?

Empecé a escribir una novela sobre la Revolución Francesa, que tenía como protagonista a Teresa Cabarrús. En septiembre Carmen Posadas acaba de publicar La cinta roja, una biografía novelada de esta mujer, así que he empezado a escribir otra novela. Sólo diré que está ambientada en la India, también durante la II Guerra Mundial.

Es todo. Muchas gracias por tu tiempo y mucha suerte.

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