domingo, 25 de mayo de 2008

Tentación - Janos Szekely

Reseña publicada en http://www.ciberanika.com/
Realizada por Celia Santos

Editorial Lumen
Primera edición: Noviembre 2007
Género: Novela
ISBN: 978-84-264-1588-2
Páginas 776

Béla es un joven húngaro que, incluso antes de su nacimiento comienza a experimentar la miseria de la vida. “Intentaron asesinarme. Por suerte todo sucedió cinco meses antes de que yo naciera”.Así empieza esta novela.A través de su vida, relatada por él mismo, vamos conociendo a un Béla que nace y crece en la pobreza y el frío. En esa época de entreguerras cuando las fronteras tenían vida propia y los gobiernos no dejaban de mirarse el ombligo, el autor nos muestra cómo, una vez más, el pueblo es el que paga los excesos y caprichos de sus mandatarios.Janos Székely nació en Budapest en 1901. De origen humilde, a los quince años publicó su primer poema en un periódico local y en 1923 ganó su primer concurso literario en Berlín. De la mano de Ernst Lubitsch empezó a trabajar como guionista en Hollywood con el guión de Desiré, con Marlene Dietrich y Gary Cooper. Poco tiempo después volvió a Hungría donde comenzó a escribir Tentación. En 1938 volvió a Estados Unidos y consiguió un oscar por el guión de Arise My Love. Pero Székely se vio obligado a huir de la caza de brujas de MacArthur por sus ideas socialistas. Murió en Berlín en 1958.

Solemos decir que los libros nos entran por los ojos y cuando esto no ocurre, nos cuesta ponernos con ellos. Eso es lo que me pasó con Tentación, pero una vez comencé a leer, Székeli me sedujo conduciéndome por la Budapest de la posguerra y por una Hungría que no acababa de dibujarse en el nuevo mapa de Europa. El autor nos narra la vida de un joven húngaro de manera sencilla y magistral, nos cuenta la infancia de un niño que pasa hambre y frío.Con un lenguaje de ritmo impecable, se hace uso del más fino sarcasmo para darle a la narración un tono de humor casi negro que desdramatiza la lectura y la hace aún más amena.A partir de la segunda parte del libro, utiliza en ocasiones un tono erótico que, omitiendo lo más obvio y sustituyéndolo por deliciosas metáforas, nos enseña sin mostrar y nos dice sin hablar.Budapest, la capital, se nos presenta, desde la visión de Béla, como una ciudad relativamente cosmopolita y con dos clases sociales enormemente diferenciadas. El pueblo, que muere de hambre con resignación (como buen y noble pueblo que se precie) y una clase adinerada que acrecienta su poder amparada en un régimen totalitario.Con la ayuda de varios personajes secundarios y en diversos escenarios, vamos conociendo a un joven Béla que tiene que enfrentarse a la vida para poder sobrevivir, y es a través de esos personajes como se nos va mostrando la sociedad y los conflictos de la época. El padre, vividor y pícaro donde los haya; la madre, que como en todo buen folletín, se dejará la vida en la empresa; los idealistas compañeros de trabajo, los “trepa” del mismo, el maestro desinteresado que le abre el mundo del conocimiento… un montón de personajes que, aun siendo estereotipos, parece, cuando los lees, que son necesarios para la trama, el interés y el hilo del relato.La política juega un papel importante ya que gracias a algunos personajes podemos conocer cómo unos movimientos y otros (el “terror rojo” o comunista y el “terror blanco” o nacionalistas) únicamente se diferencian por el nombre, y cómo las fronteras establecidas tras la Primera Guerra Mundial para la creación de nuevos estados como Checoslovaquia, produjeron una serie de cambios tan radicales en los países que, como se comenta en la novela, el vecino podía convertirse en extranjero.Cabría destacar la importancia del socialismo en la obra. Es un compañerote Béla quien le intenta adoctrinar en esa ideología aunque él la transformase en un socialismo de bandoleros que robarían a los ricos para dárselo a los pobres.Quizá fue su ideología lo que propició que János Székely fuese perseguido en Estados Unidos durante la caza de brujas, hecho que le hizo emigrar a México y después a Alemania.La novela, además, por todo lo dicho, podría calificarse de novela social. Nunca deja de recordarnos la grandeza de la persona ante la miseria y su afán por luchar contra ella.Cumple con dos de los objetivos fundamentales de la literatura; enseñar y entretener.Es esta, en definitiva, una novela que podemos definir como bien escrita. Su final nos sugiere una segunda parte que esperemos que, de ser así, no tarde en ver la luz.

domingo, 18 de mayo de 2008

Arlington Park - Rachel Cusk


Reseña publicada en http://www.ciberanika.com/
Realizada por Celia Santos

Tres mujeres de clase media de un barrio londinense, analizan sus vidas que se han reducido a cuidar de sus maridos y sus hijos. Se lamentan por haber perdido sus sueños y por llevar una vida monótona e insustancial. En un día gris y lluvioso, la vida de estas tres mujeres queda reflejada en esta interesante obra.Rachel Cusk es autora de cinco novelas: Saving Agnes, The temporary, The country life, The Lucky ones y In the Fonds. Ha ganado premios como Whitebreas a la primera novela y en 2003 fue elegida una de las mejores jóvenes novelistas por la revista Granta. Lumen nos presenta ahora su último trabajo.

Quizá no sea esta una novela al uso ya que la objetividad hiriente de Rachel Cusk puede que no sea del agrado de muchos lectores, al mostrarnos la cruda realidad de tres mujeres abiertas en canal y que nos muestran las entrañas de sus frustraciones y sus desencantos. La historia transcurre en un solo día en un barrio de Londres y es contada de forma tan fría y sarcástica que, por un lado provoca el deseo de abandonar la lectura pero por otro engancha de tal modo que deseas seguir pero sin esperar que ocurran grandes acontecimientos, sino por conocer mejor el fondo de estas tres mujeres que entregan su vida y su alma al convertirse en esposas y madres a las que su familia les roba toda su energía vital. “Son asesinadas poco a poco por sus maridos” dice una de las protagonistas. Durante toda la narración, la lluvia es quizá uno de los personajes más importantes ya que refleja, a través del desapacible día, su estado de ánimo. Sus vidas son grises, nubladas, como la lluvia de Arlington Park, protagonista de toda la historia y que refleja su mundo interior y su desesperanza. Con un estilo quizá algo atípico, Rachel Cusk deja ver la influencia de Virginia Woolf, presente en toda la obra y el guiño a su novela “La Señora Dalloway”. La obra se completa con pinceladas de humor negro y sarcasmo que hacen la historia más amarga. Un claro reflejo de una sociedad, no sólo la inglesa, que hace que la clase media se acomode en su materialismo y limite la vida de las mujeres a paseos a centros comerciales, compras y un café con las amigas.

Villa Diamante - Boris Izaguirre.



Reseña publicada en http://www.ciberanika.com/.
Realizada por Celia Santos

En la Venezuela de los años cuarenta, dos hermanas, totalmente diferentes entre sí, ven cómo su vida da un repentino giro la noche en que su padre es asesinado y su madre, ingresada en una institución mental. Recogidas por una matrimonio vecino, se sumergen en un mundo de lujo, fiestas, apariencias y tejemanejes políticos. Pero mientras la hermana “guapa” es preparada para ser la esposa de Mariano, el hijo del matrimonio, Ana Elisa, menos agraciada que su hermana, se dedica al cuidado de las orquídeas y a aprender a cocinar junto a la cocinera de la casa. La vida de Ana Elisa será siempre un camino difícil y lleno de baches, desde que una noche, Gustavo, el marido de Graciela que ha puesto los ojos en la joven Irene, viola a Ana Elisa que se ha puesto el vestido de su hermana, pues quiere sentirse como ella. Es en ese momento cuando Gustavo recibe un disparo y muere. Graciela, junto al policía Pedro Suárez, ingresan a Ana Elisa en un psiquiátrico. Allí se encuentra con su madre y dará a luz a un hijo, fruto de la violación, que nacerá muerto. Ana Elisa huye a la Isla de Trinidad donde vive con la antigua cocinera de la casa. Se encontrará a sí misma y conocerá a Hugo, un millonario del que se enamora y con el que decide volver a Caracas. Hugo le ha prometido a Ana Elisa una hermosa casa en la que vivir, y es con Ponti, el arquitecto encargado del diseño, con el que se crea una relación que ninguno de los dos desea pero que no podrán evitar. Mientras tanto, observa la infelicidad de su hermana, manejada por Graciela a su antojo y la desesperación de su madrastra, drogadicta y alcohólica, casada ahora con el policía Pedro Suárez, responsable de torturas y asesinatos.


Para mí, esta ha sido una de las novelas más complicadas a la hora de reseñar. El motivo es que, al conocer al autor en una faceta totalmente distinta a la de escritor, nos hacemos una idea, quizá equivocada de lo que esperamos a priori encontrarnos en este libro. Lo que más me gusta de esta obra es el hecho de poder apreciar la visión de una época de la historia (la Segunda Guerra Mundial) desde el otro lado del océano. Los años cuarenta son sinónimo de guerra, miseria, genocidio, bombardeos… en Europa, pero mientras en el viejo continente la gente moría y huía, en Venezuela despertaba una sociedad, quizá a la sombra de Estados Unidos, llena de glamour, fiestas, y dinero proveniente del petróleo. Interesaba tener contenta a la alta sociedad Venezolana para no cerrar el grifo del oro negro. A su vez, es curioso descubrir cómo muchos de los miembros de la sociedad de la política en Latinoamérica apoyaban e incluso defendían a dirigente como Hitler (se dice que la organización ODESSA llevó a muchos nazis a países como España, Chile y Argentina, donde sobre todo en este último, los nazis era recibidos con los brazos abiertos por Perón). En el plano literario, creo que la historia está bien, ¿inspirada quizá en la película Harried Craig? pero con personalidad propia. Estructuralmente, la novela es correcta, los personajes están muy estudiados e inspirados en personas reales, como el de Pedro Suárez, que nos recuerda a Pedro Estrada, jefe de seguridad nacional del presidente Marcos Pérez Jiménez. El odio, la frustración, la soberbia, la crueldad, la tristeza… todos esos sentimientos están perfectamente reflejados dentro de la historia y es posible llegar a sentir lo que sienten sus personajes en cada momento. Pero, según mi opinión, falta algo. Me da la sensación de que Boris Izaguirre evita mojarse por completo e intenta ser políticamente correcto. Se le nota encorsetado, como si tuviera la mano atada y no fuese capaz de volcar en la obra todo lo que puede dar. Juega con la frivolidad pero no consigue acompasarla completamente con los momentos tiernos de la historia. Quizá sea eso lo que teme, que sea tachado de demasiado frívolo y al intentar evitarlo, es posible que el experimento no le haya salido bien. Hubiese estado bien haberse dejado llevar un poco más, dar rienda suelta a lo que le pasa por la mente y volcarlo todo en la hoja en blanco a ver qué tal. Pero quizá no tuvo tiempo para muchas correcciones…

Maridos - Angeles Mastretta



Reseña publicada en http://www.ciberanika.com/
Realizada por Celia Santos

Mientras juegan una partida de ajedrez, Julia Corzas le cuenta a su tercer marido historias de parejas. De mujeres y maridos. De alegrías y penas. De cambios de vida. De lo que podría haber sido y no fue… de mujeres y maridos. Ángeles Mastretta nació en Puebla, México. Con su primera novela, Arráncame la vida, consiguió el premio Mazatlán en México. Ha publicado Mujeres de ojos grandes, Mal de amores y El cielo de los leones entre otros.

Una vez más, Ángeles Mastretta nos vuelve a encantar con su prosa llena de sentimientos y su lenguaje poético repleto de símiles y metáforas con las que hacernos soñar. Como bien dice la autora, “los maridos son un estado de ánimo”. Pues bien, en esta obra, Mastretta nos muestra la vida de varias mujeres y cómo han influido en ella sus respectivos consortes. Siguiendo la línea de “Mujeres de ojos grandes”, se nos da a conocer a las diferentes protagonistas pero en esta ocasión lo hace a través de los hombres que han pasado por sus respectivas vidas. Amores eternos e imposibles que no acaban de cuajar, homenajes a las mujeres y las letras, como el micro relato titulado “Gramática”, la libertad, la entrega, la capacidad de amar, la monotonía, la felicidad encontrada tras la pérdida del marido, el saber disfrutar de lo que se tiene, la renuncia, la soledad, los milagros de las pequeñas cosas, los sueños y ensoñaciones, la seducción… estas y muchas más emociones son las que los maridos provocan en las protagonistas de cada una de las historias, que bien podrían ser trasladadas a todas y cada una de nosotras. Llama la atención es el hecho de que en esta ocasión, Ángeles Mastretta no se haya centrado en una sola época como suele hacer en la mayoría de sus obras, sino que podemos encontrar historias ambientadas en la época actual, hace cincuenta años o hace cien. Relatos intemporales que pueden ser aplicados a mujeres de cualquier momento de la historia. Hechos como este son los que hacen de ésta una escritora tan especial.

martes, 5 de junio de 2007

ENTREVISTA A CARMEN SANTOS



Carmen Santos nació en Valencia. A los cuatro años se marchó a vivir a Düsseldorf (Alemania) con sus padres. Regresó a España con diecisiete años. En 1981 se mudó a Zaragoza donde reside en la actualidad.
En 1989 abandonó su trabajo en una multinacional para dedicarse a su gran pasión; la literatura.
Tiene dos novelas publicadas anteriormente: “La vida en cuarto menguante” y “La cara oculta de la luna”. Ahora nos presenta su último trabajo, “Días de menta y canela”.



Creo que no puedo dejar de preguntarte si, aparte del hecho de haber sido inmigrante en tu infancia, hay algún otro dato autobiográfico en la novela.

La única parte de la novela que tiene una fuerte base autobiográfica es la que narra los recuerdos de cuando la protagonista, Clara Rosell, vivió en Alemania durante los años sesenta y setenta porque sus padres tuvieron que emigrar. Para escribirla, recurrí a algunos de mis recuerdos de Alemania y a historias que oí contar a los adultos, verifiqué las fechas de acontecimientos históricos, películas, canciones, y objetos de la época que menciono en la narración y lo mezclé todo con mucha ficción. El resto de la novela es pura fabulación.

La novela comienza con un hecho intrigante, y poco a poco se convierte en casi una novela negra sin dejar de lado las historias de amor y el relato “casi erótico” ¿Cómo se consigue mantener ese ritmo durante toda la novela?

Controlando constantemente que la historia no vaya por derroteros no deseados y que unas subtramas no se coman a las otras. Para eso, reviso y corrijo sin parar. También borro mucho material ya escrito, a veces con gran dolor de corazón, si veo que no aporta nada a la historia o se desvía del guioncito que siempre me preparo antes de ponerme a escribir y que procuro respetar lo más posible. Eso no quiere decir que no improvise durante la redacción de una novela, incluyendo en la trama nuevos matices, personajes que no estaban previsto o tramas secundarias, pero, como dicen los cineastas: siempre improviso sobre un guión.

Hablando de relatos eróticos, todas tus novelas tienen un importante componente “sensual”. ¿Crees que puede ser un reclamo para el lector o por el contrario es tu sello personal?

Cuando escribo una novela, nunca me planteo el componente “sensual” como un reclamo para el lector. Tampoco me he preguntado nunca si eso es mi sello personal. Lo que si que he tenido claro siempre, ya desde mi primera novela, es que si estoy narrando una historia de amor llena de pasión, no me voy a detener en el primer beso casto y puro de los protagonistas. ¿Por qué no desarrollar ese amor desde las dos vertientes: la del corazón y la de la carne? Si en la literatura hablamos de muerte, guerra, dolor, enfermedad, si los protagonistas trabajan, comen, duermen, sufren, hacen planes, ¿por qué no podemos describir cómo exploran el cuerpo de la persona de la que se han enamorado? Pienso que el erotismo es una parte fundamental del amor y de nuestras vidas y merece tener su lugar en la literatura.

El protagonista de la noticia que Clara encuentra en Internet, es un viejo inmigrante muerto en su cochambroso apartamento. ¿Crees que hay aún muchos olvidados como él?

Mientras escribía la novela, precisamente, recordé la noticia que apareció en los periódicos hace algunos años sobre un anciano emigrante español que fue encontrado muerto en su piso de París durante una ola de calor estival. Cuando la leí, me llamó la atención que viviera completamente solo y que nadie le echara de menos en el vecindario cuando dejó de salir a la calle. Creo que en esta sociedad actual donde todos vamos “a nuestra bola”, hay cada vez más olvidados como el anciano de “Días de menta y canela”.

Hablemos un poco de los personajes. Supongo que Clara está inspirada en ti misma, aunque sólo sea por el hecho de haber vivido en Alemania pero, ¿de donde nacen el resto?

De la imaginación. Me encanta crear personajes, inventarles un pasado y un presente y hacerles vivir, amar, a veces sufrir. Una de las cosas buenas que nos aporta a los escritores la novela, aparte de permitirnos manejar las palabras, crear belleza y jugar con ellas, es que podemos fantasear cuanto queremos sin que nos tachen de locos.

¿Te inspiras en personas reales, en gente normal?

No suelo inspirarme nunca en personas de carne y hueso. A la hora de dar forma a un personaje, puede ocurrir alguna vez que se me “cuelen” rasgos aislados de alguien que me haya llamado la atención, pero jamás me atrevería a utilizar la vida o personalidad de conocidos, amigos o familiares para escribir una novela. Me sentiría como si les estuviera robando.

¿A cual de los personajes de esta novela le tienes más cariño?

No sabría decirlo. En otras novelas, como por ejemplo “La cara oculta de la luna”, tuve un candidato claro al encariñamiento: Benito, el abogado homosexual que es amigo del protagonista, un hombre íntegro y tierno, un verdadero bombón de personaje. Pero en esta novela, al ser más coral, he repartido los “cariños”. Aunque, si me pongo a buscar, quizá destacaría a Antonio Vargas, el jesuita, y a la familia Rosell.

Uno de ellos, el padre Vargas, es un fraile que ayuda a Héctor Laborda (padre) mientras está en Alemania. Sé que personas como él existían en la vida real. ¿qué nos puedes contar sobre ellos?

Cuando viví en Alemania, recuerdo haber conocido a sacerdotes españoles que en su día habían salido de España por idealismo, por discrepancias con la dictadura de Franco, etc. Trabajaban como cualquier otro inmigrante y ayudaban a los compatriotas, que muchas veces eran iletrados, en cuestiones de papeleos y cosas así. En ellos está inspirado el personaje de Antonio Vargas.

Tu has vivido en primera persona lo que significa ser inmigrante. ¿Los españoles hemos perdido la memoria?

Creo que los españoles somos reacios a recordar que no hace tanto años, éramos nosotros los que debíamos emigrar para poder salir adelante. Es como si ahora que vivimos bien, consumimos como si nos hubiéramos vuelto locos y nos hemos convertido en receptores de inmigrantes, nos diera vergüenza recordar que España siempre fue un país del que la gente emigraba a América, o a la Europa rica en los años sesenta, para poder comer de caliente. En ese sentido, con “Días de menta y canela” quise homenajear a mis padres y a tantos otros que dejaron España en trenes cochambrosos, con sus maletas de cartón y sin conocer otro idioma que el suyo ni otra cultura que la española, porque merecen que no olvidemos el valor que le echaron. Y tampoco deberíamos olvidar el dinero que aquellos emigrantes mandaron a España durante muchos años y que aportó su granito de arena en el crecimiento que experimentó la economía española en los sesenta y setenta.

¿Cómo se vive la inmigración desde “el otro lado”?

La vida que llevábamos en Alemania era muy austera. Mis padres, como suele ser común en los que emigran por razones económicas, lo que querían era ahorrar dinero y volver cuanto antes a su país. Para eso trabajaban mucho y las diversiones eran escasas (aunque también pasábamos nuestros ratos buenos, todo hay que decirlo). También fue muy duro para ellos tener que aprender el alemán e integrarse en una cultura que era tan diferente de la que conocían. Como a mí me llevaron con cuatro años y a esa edad enseguida dominas cualquier idioma, con el tiempo me tocó muchas veces hacerles de intérprete o escribirles cartas en alemán.
Otra cosa que recuerdo con claridad es nuestra nostalgia de España. Los emigrantes de la primera generación suelen aferrarse al recuerdo del país que dejaron atrás para combatir el desarraigo y el resultado es una imagen idealizada que transmiten a sus hijos. Yo crecí con una idea de España muy irreal que a nuestro regreso, no coincidió para nada con lo que me encontré aquí.

Tu familia y tu volvisteis a España cuando tenías 17 años. ¿Te sentiste extranjera en tu tierra?

Yo viví el regreso a España con cierta ambivalencia. Por una parte, para mí España era el país paradisíaco del que me habían hablado mis padres y que yo conocía de cuando veníamos de vacaciones en Agosto. Mientras vivimos en Alemania, siempre quise regresar a España y cuando mi padre dijo que había encontrado trabajo en Valencia y que nos mudábamos, me alegré muchísimo. Las primeras semanas en Valencia fueron un descubrimiento constante, lleno de ilusión y de sensualidad: la luz, el sol, el mar…
Al mismo tiempo, me sentía extranjera y rara, porque mi forma de ser era más alemana de lo que había pensado cuando viví allí (al igual que le ocurre a Clara Rosell en la novela) y en España destacaba por ser diferente. Y también me fui dando cuenta de que España no era el paraíso que siempre había creído, sino una dictadura donde nadie se atrevía a opinar de política (estoy hablando del año 1974), donde se temía a los “grises” más que a la muerte, donde las mujeres necesitábamos el permiso del padre o del marido para cualquier cosa.
En definitiva, después de tantos años deseando regresar, a mis padres y a mí nos costó integrarnos en la vida española, porque era muy diferente de cómo la habíamos imaginado cada uno de nosotros.

Como decía “el Poeta”, “todos llevamos una ilusión en la maleta y cada una es distinta”, dime, ¿Cuál es la tuya? ¿Qué proyecto llevas ahora en la maleta?

Mi ilusión es poder seguir escribiendo muchas historias y que los lectores sigan interesados en leerlas.

Muchas gracias, Carmen. Espero que tengas muchos éxitos y podamos volver a coincidir.

Muchas gracias a ti y a todo el equipo de Anika Entre Libros por el tiempo que me habéis dedicado.

DÍAS DE MENTA Y CANELA - CARMEN SANTOS



DÍAS DE MENTA Y CANELA
Carmen Santos
Plaza & Janes.
ISBN 84-01-38234-5
421 páginas.

Reseña realizada por Celia Santos

Clara es una mujer madura que tras años dedicada a su familia y a sus hijos, intenta trabajar como periodista.
Navegando por Internet lee una noticia que le llama la atención: En la nochebuena de 2003 un anciano emigrante español aparece muerto en un oscuro y sucio apartamento de Dusseldorf. Cuando la policía encuentra el cadáver, hallan una Biblia con un salmo subrayado y una vieja botella de Fundador sin abrir. Movida por la curiosidad y temiendo ser despedida por su jefe si no consigue un buen reportaje, decide investigar las circunstancias de la muerte.
Tras localizar a Héctor único hijo del anciano, quien nunca conoció a su padre, los dos deciden viajar a Alemania y e investigar el caso
Allí Clara y Héctor conocerán el secreto que envuelve la vida del anciano y se verán envueltos en una pasión que volverá sus vidas del revés.



Carmen Santos nación en Valencia y con tan sólo 4 años se trasladó con sus padres a Dusseldorf (Alemania). Tiene publicadas anteriormente dos novelas, “La vida en cuarto menguante”, Zócalo Editorial, marzo 2003 y “La cara oculta de la luna”, Debolsillo, septiembre 2004

El motivo principal que me llevó a leer esta novela fue que tocaba el tema de la inmigración. Pero de la que recibimos en la actualidad en nuestro país sino de aquella que muchos han olvidado. La de los miles de españoles que marcharon a Europa en los años sesenta en busca de una oportunidad.

Carmen Santos nos muestra cómo eran aquellas comunidades de españoles (y de otros países como Italia o Turquía) que vivían en el extranjero y de los impedimentos con que se encontraban a menudo. Pensando que no saldría de ese tema, por un momento temí que la historia me aburriese.

Pero conforme avanzaba en la novela, me vi metida en una intriga policial con un toque de novela negra. Esto a su vez envuelto en dos historias de amor (la pasada y la presente) que nos enseñas una vez más que el deseo y la pasión no tienen edad.
Con un lenguaje sencillo, sin cursilerías y la cantidad justa de humor, mantiene durante toda la novela el suspense necesario para no soltar el libro hasta el final.