Reseña publicada en http://www.ciberanika.com/.
Realizada por Celia Santos
En la Venezuela de los años cuarenta, dos hermanas, totalmente diferentes entre sí, ven cómo su vida da un repentino giro la noche en que su padre es asesinado y su madre, ingresada en una institución mental. Recogidas por una matrimonio vecino, se sumergen en un mundo de lujo, fiestas, apariencias y tejemanejes políticos. Pero mientras la hermana “guapa” es preparada para ser la esposa de Mariano, el hijo del matrimonio, Ana Elisa, menos agraciada que su hermana, se dedica al cuidado de las orquídeas y a aprender a cocinar junto a la cocinera de la casa. La vida de Ana Elisa será siempre un camino difícil y lleno de baches, desde que una noche, Gustavo, el marido de Graciela que ha puesto los ojos en la joven Irene, viola a Ana Elisa que se ha puesto el vestido de su hermana, pues quiere sentirse como ella. Es en ese momento cuando Gustavo recibe un disparo y muere. Graciela, junto al policía Pedro Suárez, ingresan a Ana Elisa en un psiquiátrico. Allí se encuentra con su madre y dará a luz a un hijo, fruto de la violación, que nacerá muerto. Ana Elisa huye a la Isla de Trinidad donde vive con la antigua cocinera de la casa. Se encontrará a sí misma y conocerá a Hugo, un millonario del que se enamora y con el que decide volver a Caracas. Hugo le ha prometido a Ana Elisa una hermosa casa en la que vivir, y es con Ponti, el arquitecto encargado del diseño, con el que se crea una relación que ninguno de los dos desea pero que no podrán evitar. Mientras tanto, observa la infelicidad de su hermana, manejada por Graciela a su antojo y la desesperación de su madrastra, drogadicta y alcohólica, casada ahora con el policía Pedro Suárez, responsable de torturas y asesinatos.
Para mí, esta ha sido una de las novelas más complicadas a la hora de reseñar. El motivo es que, al conocer al autor en una faceta totalmente distinta a la de escritor, nos hacemos una idea, quizá equivocada de lo que esperamos a priori encontrarnos en este libro. Lo que más me gusta de esta obra es el hecho de poder apreciar la visión de una época de la historia (la Segunda Guerra Mundial) desde el otro lado del océano. Los años cuarenta son sinónimo de guerra, miseria, genocidio, bombardeos… en Europa, pero mientras en el viejo continente la gente moría y huía, en Venezuela despertaba una sociedad, quizá a la sombra de Estados Unidos, llena de glamour, fiestas, y dinero proveniente del petróleo. Interesaba tener contenta a la alta sociedad Venezolana para no cerrar el grifo del oro negro. A su vez, es curioso descubrir cómo muchos de los miembros de la sociedad de la política en Latinoamérica apoyaban e incluso defendían a dirigente como Hitler (se dice que la organización ODESSA llevó a muchos nazis a países como España, Chile y Argentina, donde sobre todo en este último, los nazis era recibidos con los brazos abiertos por Perón). En el plano literario, creo que la historia está bien, ¿inspirada quizá en la película Harried Craig? pero con personalidad propia. Estructuralmente, la novela es correcta, los personajes están muy estudiados e inspirados en personas reales, como el de Pedro Suárez, que nos recuerda a Pedro Estrada, jefe de seguridad nacional del presidente Marcos Pérez Jiménez. El odio, la frustración, la soberbia, la crueldad, la tristeza… todos esos sentimientos están perfectamente reflejados dentro de la historia y es posible llegar a sentir lo que sienten sus personajes en cada momento. Pero, según mi opinión, falta algo. Me da la sensación de que Boris Izaguirre evita mojarse por completo e intenta ser políticamente correcto. Se le nota encorsetado, como si tuviera la mano atada y no fuese capaz de volcar en la obra todo lo que puede dar. Juega con la frivolidad pero no consigue acompasarla completamente con los momentos tiernos de la historia. Quizá sea eso lo que teme, que sea tachado de demasiado frívolo y al intentar evitarlo, es posible que el experimento no le haya salido bien. Hubiese estado bien haberse dejado llevar un poco más, dar rienda suelta a lo que le pasa por la mente y volcarlo todo en la hoja en blanco a ver qué tal. Pero quizá no tuvo tiempo para muchas correcciones…
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