lunes, 7 de julio de 2008

Entrevista a Javier Reverte - Venga a nosotros tu reino


Entrevista publicada en www.ciberanika.com

Realizada por Celia Santos





Javier Reverte estudió filosofía y periodismo y trabajó como reportero durante más de veinte años. Viajó por todo el planeta siendo testigo de importantes acontecimientos políticos y bélicos.
Hace más de veinte años que se dedica a la literatura y es autor de varios libros de viajes como la “Trilogía africana” (El sueño de África, Vagabundo en África y Los caminos perdidos de África) y varias novelas como “Todos los sueños del mundo”, “La noche detenida” o “El médico de Ifni”.
Estuvimos con él en el Hotel Colón de Barcelona donde nos habló de su última novela, “Venga a nosotros tu reino” en la que nos habla de la España de los años cincuenta y la situación política y religiosa de la época.

Tengo que decir que me ha resultado muy difícil preparar esta entrevista ya que el libro está tan bien escrito, y lo explica todo con tanta claridad que no queda ninguna duda. ¿Qué críticas le han hecho respecto a la novela?

La verdad es que he tenido pocas críticas y muy pocas reseñas. Aún es muy pronto porque el libro está recién salido del cascarón. No me han hablado demasiado de él. Sí lo han hecho algunos amigos y gente próxima que ya lo ha leído y en general les ha gustado bastante. He notado que ha habido, con respecto a otras novelas, un salto en la calificación. Yo también creo que es una novela mejor que las otras pero eso es algo que al final queda en manos del lector, que es el jefe, el que manda.

Aunque lo explica en el libro, me gustaría que nos contase en qué consistía lo que es el tema central del libro; la lucha de los curas obreros a mediados de los años cincuenta.

Al final de la Guerra Civil Española, en el año treinta y nueve, queda prácticamente liquidado todo el movimiento político contrario al franquismo y todo signo de democracia o de organización política obrera o y los que no quedan liquidados, los fusilan después de la Guerra Civil y años posteriores, con una labor policial que acaba con todo. Pero en los años cincuenta comienza a nacer en la clandestinidad, aunque muy levemente, comienzan a organizarse los partidos políticos de izquierdas, sobre todo el partido comunista. Los demás no tienen una presencia muy real. El partido comunista tiene más capacidad de organización y empieza a organizarse poco y mal en pequeños focos de algunas fábricas y en algunas zonas del país más que en otras, sobre todo en Asturias, quizá más que en Cataluña y en Madrid donde había una más directa represión, o más control político. Pero al mismo tiempo, en el seno de la Iglesia Católica, surgen en las organizaciones de base, juveniles, organizaciones próximas a los trabajadores, movimientos como las HOAC (Hermandades Obreras de Acción Católica), de las que hablo en el libro y como las JOC, que remitiendo a doctrinas sociales de la iglesia de la época de León XIII, reivindicaron un papel de la iglesia más redentorista y más próximo a las clases pobres y humildes. Y hay un momento en que esos dos movimientos se encuentran. Los comunistas, con inteligencia, empiezan a acercarse a esos movimientos de base porque piensan que es un territorio de penetración y los movimientos de base cristiana se fascinan con ese sentido de la organización de los comunistas y también con esa preocupación de clases sociales oprimidas que piensan que ellos no están haciendo. Y así se produce el movimiento de acercamiento que también, en un momento concreto, tiene que ver con los movimientos teóricos de la iglesia en Francia, con Maritain y otros clérigos que los que hablo en el libro, que van creando lo que después sería la base de la teología de la liberación, movimientos católicos muy próximos al marxismo, incluso en revoluciones en las que participaban activamente en América latina tomando las armas, y también en otro terreno como fue el Concilio Vaticano II con Pablo VI, Juan XXIII… Este es el inicio de todo ese proceso, muy centrado en España aunque hay una referencia a Italia. El proceso histórico real en el que yo he enmarcado la historia de mis personajes.

¿Cual fue la importancia real que pudo tener la lucha de los curas obreros en la evolución del Régimen?

En los años cincuenta, poca, escasa. Pero en los años sesenta comenzó a tomar mucha fuerza. Nacieron los curas obreros en barriadas pobres de Madrid y de otras capitales. Empieza a ser un movimiento que se extiende bastante y que empieza a crear sindicatos en la clandestinidad o abiertamente. Comisiones Obreras se reunían abiertamente. Cuando descubrían a un comunista lo encerraban en la cárcel, pero ellos eran los que negociaban con los patrones y se renovaban uno detrás de otro y eso se lo tuvo que tragar el régimen de Franco.

¿Qué posición adoptó la Iglesia oficial ante tales disidentes?

Hubo incluso asambleas famosas que se celebraban en abadías y en sacristías. En Cataluña, en el sesenta y ocho hubo un encierro muy famoso en una iglesia, de gente progresista. La iglesia prestó muchos locales a esos movimientos.

¿Pero la iglesia como institución? Porque usted de habla de parroquias y de sacerdotes. De personas individuales, al fin y al cabo.

La iglesia seguía muy próxima al franquismo pero sin embargo, esos movimientos, sobre todo en Italia, empezaron a tener obispos y cardenales muy partidarios de esos movimientos, uno de ellos era Juan XXIII, otro Pablo VI que fueron los que alentaron el Concilio Vaticano II, una revolución en el seno de la iglesia. Eso generó que hubiera muchos obispos y muchos cardenales que ya no estaban en esa línea, como por ejemplo, Tarancón, que es un caso concreto de una iglesia aperturista, una iglesia partidaria de la democracia y una iglesia contraria al régimen de Franco.

La historia comienza con el viaje en tren de Stefan, un joven cura polaco acogido por la iglesia española en calidad de refugiado político que huye del comunismo. En ese viaje le explica a otro viajero su origen polaco. El cual le dice que el comunismo debió ser horrible. El joven cura le comenta que fue más horrible Hitler y el hombre no lo entiende. ¿Se reflejan en ese diálogo las dos posiciones de pensamiento que en esa época podían existir?

Son razones históricas. El nazismo fue muy antieclesiástico aunque se llevaban muy bien con el Papa Pío XII, pero era un movimiento ateo. Sin embargo la Falange española no era atea, era católica. Eso era un elemento diferenciador. En el integrismo español la iglesia había jugado un papel muy importante junto al ejército y el capitalismo terrateniente. Era muy diferente el fascismo español del nazismo y las situaciones fueron muy distintas. El opresor en Varsovia había sido en nazismo y el comunismo fue visto en un principio, ya que el ejército que liberó Varsovia fue un ejército ruso, como un ejército liberador en Europa, igual que lo fueron los americanos. Después se convertiría en un régimen de presión. Pero los movimientos demócratas y liberales, en principio no eran enemigos del comunismo. En España sí porque la iglesia española sí había sido enemiga del comunismo. El gran enfrentamiento en España había sido comunismo – iglesia. Ese viajero no entendía que un cura polaco le dijera que los nazis fueron los que mataron a su padre. Y los comunistas fueron los que lucharon contra los nazis.

La relación de Stefan con Pilar, en una España tan conservadora como la de los años cincuenta y en dos sectores sociales tan reprimidos como iglesia y ejército (Pilar es hija de un militar) ¿Sería realmente posible?

Pues no se si sería posible pero si resulta verosímil, ¿por qué no? Yo creo que en el tema del sexo las cosas nunca han sido como se plantean. Por ejemplo los curas, siempre han tenido sus deslices. ¡Cuántos curas tenían su ama de llaves o su sobrina! La iglesia además, con los poderosos, en estos temas siempre ha sido muy tolerante. Los militares españoles eran parte de un sistema que era muy moralista pero sin embargo ellos eran tipos que tenían sus queridas y se iban a prostíbulos. Algunas mujeres de muchos importantes prebostes del régimen, les ponían tranquilamente los cuernos a sus maridos y se sabía. Yo recuerdo dos ministros de Franco a los que les llamaban los “astados unidos”. Pilar estaba viendo a su padre con sus queridas y a su madre con su amante. Ella no quería ser casta y pura cuando lo que tenía a su alrededor eran cuernos y adulterio. Quizá Pilar es una chica que no encaja en su tiempo porque es un poco adelantada a su época. Quizá su pensamiento encaja más en los años sesenta. Pero sí que ya había mujeres que querían estudiar, que querían su derecho al voto, su trabajo, igualdad de derechos... Recordemos que en la República había muchos niveles de igualdad entre hombres y mujeres que luego cortó de raíz el fascismo. Pero la mujer del siglo XX ha sido una mujer rebelde.

El peso que tiene Leopoldo Eijo Garay en la historia es mucho. Un personaje real, obispo de Madrid en los años cincuenta, amigo íntimo de Franco y del entonces Papa Pío XII. ¿Realmente influía tanto este obispo en las decisiones del Régimen, que no eran otras que las de Franco?

Muchísimo. Dentro de la iglesia tenía mucho peso. No en cosas directamente políticas, pero si en asuntos del estado y del gobierno que podían afectar a la iglesia. Él era, y lo comento en el libro, una de las tres persona que sucederían, en una especie de triunvirato, a Franco en caso de muerte súbita; él, el presidente de las Cortes, Estaban Bilbao, al que Eijo llama Estebanillo, y un militar de alto rango. Él hubiera sido un jefe del estado interino mientras se resolvía la situación si Franco llega a morir. Era un hombre tremendamente poderoso, con mucha influencia sobre Franco y era un hombre tremendamente inteligente. Salido de la nada, de una familia muy humilde, hijo de una sirvienta. Un hombre con una capacidad intelectual muy por encima de la media. Se convirtió en un déspota dándose cuenta de que era más inteligente. Les llamaba burros a los franquistas y a los falangistas. Hay un momento en la novela en el que dice: “entre el caos y el orden yo me quedo con el orden. Prefiero un despotismo, aunque sea de borricos, al caos absoluto de la democracia”.

Pero sin embargo es un personaje muy poco conocido. Me ha costado trabajo encontrar información sobre él.

Todo esto son elementos reales de un personaje del que no hay muchas biografías. A lo mejor no era como yo lo he dibujado, ya que a mi me creció dentro de la novela a través de una serie de datos. Un hombre con el que hablé fue su antiguo fámulo que me contó que tenía un gran sentido del humor, que se reía de los otros obispos, cómo los consideraba inferiores. Y ya esos datos a mí me dieron la identidad de un personaje despótico, lleno de humor, desdeñoso de los otros, muy inteligente y muy poderoso. Y como una novela, va creciendo según se va desarrollando, ya que es una materia viva, hay personajes que según van creciendo te van diciendo: “oye, soy estoy aquí y yo sería de esta manera” y son ellos los que imponen su perfil. Eso me pasó con éste que iba a ser un personaje de segunda fila y se convirtió en un coprotagonista.

En la página 86, el obispo Eijo Garay dice: “los nazis preconizaban una sociedad atea”. Siendo así, ¿Por qué la iglesia les prestó su apoyo?

Ese fue un tema diplomático. La iglesia católica en Roma en ese momento era aliada de los nazis que a su vez eran aliados de los fascistas italianos… la iglesia era una gran poder con el que había que pactar y pactaron. La iglesia católica vaticana pactó con el movimiento fascista y a consecuencia con los nazis aliados del fascismo. No en vano a Pío XII se le llamaba el Papa nazi.

Eijo Garay leía “La codorniz”que se subtitulaba “La revista más audaz para el lector más inteligente”.

Sí, es cierto. En realidad lo leía todo. Conocía perfectamente a los clásicos, la novela picaresca.

Es un personaje al que se le toma mucho cariño…

No se si cariño es la palabra pero sí cierto respeto humano. Era un tipo muy inteligente y eso siempre llama un poco la atención.

Hay un momento muy divertido en la novela que es cuando el obispo le regala unas medias a su secretaria y dice que mirar no es pecado. ¿Estaría de acuerdo la iglesia con esa afirmación?
La iglesia no estaría de acuerdo, pero él sí. Como cuando dice que él no necesita confesarse. Pero después tiene la ternura de regalarle unos guantes a Stefan porque sabe que pasa mucho frío en Madrid.

“Eijo Garay era apodado “el obispo azul”. Es obvio que por su cercanía al Régimen, pero ¿realmente era así?

Al principio estaba muy cercano sobre todo a los falangistas y menos a los movimientos cristiano – demócratas, aunque sí le abrió la puerta al Opus Dei y dio el permiso para que se constituyeran como institución oficial que luego pasó a ser prelatura o como se llame. Yo no se mucho de la terminología aunque la estudié para escribir el libro. Conseguí un diccionario sobre las vestimentas y demás.

¿Cómo se explica que, pese a las opiniones de Eijo sobre Escrivá de Balaguer y a su importancia dentro del Régimen, acabase “la Obra” con tanta influencia en el Gobierno como la que tuvo?

Él vio en el Opus Dei un movimiento de apoyo y de firmeza al régimen político, aunque a Escrivá de Balaguer le llamaba memo y se reía de él. Eso me dijo el fámulo. Aunque la imagen que yo doy de los encuentros entre ellos dos es inventada, bien pudo ser verdad. Además, yo me leí, para escribir este libro, El camino, de Escrivá de Balaguer, y nunca imaginé que un libro pudiera tener tanta cantidad de melonadas juntas. Pero hay que nutrirse de la información real de las cosas

La novela es perfecta para conocer al detalle una época de la historia de España que no es sobre la que más se ha escrito. En esta época empezaban las relaciones internacionales con USA y el conocido Plan Marshall. ¿Qué papel tuvo la iglesia en la apertura internacional?

La iglesia siempre se acomoda a esos momentos y en ese momento se acomodó perfectamente, aunque había un sector de la iglesia que quería estar más en las raíces del franquismo. Pero hasta el mismo Eijo se acomodó. Aunque los falangistas eran grandes enemigos del Opus y el Opus de los falangistas. Dentro del régimen eran enemigos jurados. Igual que el Opus es enemigo de los jesuitas y los jesuitas del Opus. Quizá habría que suponer que le obispo azul tendría que estar del lado de la falange, pero para la iglesia, la suprema institución es la iglesia. Mientras ellos ocupen un lugar de privilegio, no les importa cambiar de postura. Ellos están por encima del bien y del mal. Son capaces de adaptarse muy bien.

Muy poca gente sabe que existían cárceles de curas a las que iban aquellos sacerdotes con ideas más aperturistas, como por ejemplo las HOAC (Hermandades Obreras de Acción Católica). ¿Cómo maneja la iglesia hoy en día las diferencias de criterios dentro de su seno?

España fue una cárcel durante casi dos décadas. Es curioso que algunas de las cárceles de las que yo hablo en el libro, hoy en día sean colegios de curas. Aunque en la época de Franco algunos colegios eran como cárceles. Yo estudié en un colegio de curas durante unos años y era una cárcel para mí. Hasta que tuve la suerte de que me expulsaran.

Era una manera de manejar los diferentes criterios… ¿Cómo los maneja hoy en día?

Ahora no los manejan tan bien. Yo creo que la iglesia está nostálgica de aquel tiempo. Pero es que esta iglesia responde Benedicto XVI y a Juan Pablo II, no es la de Pablo VI y los que mandan en la iglesia católica son de ese sector intransigente. No tienen los privilegios que tenían entonces, aunque tienen bastante más de los que deberían. Creo que en esta legislatura, Zapatero debería plantearse hacer una España laica de verdad, porque España quiere ser laica. La gente que tiene creencias no les gusta esa iglesia militante, le gusta un estado no confesional. La gente se ha hecho mucho más moderna que la iglesia. Y una parte de la iglesia añora mucho esos privilegios. Están muy mal acostumbrados.

¿Por qué tras el Vaticano II cambia la consideración de esos curas “sociales”?

Cuando se celebró el Concilio Vaticano II, la sociedad presionaba mucho y había habido movimientos de signo revolucionario y social muy intensos que la iglesia había ignorado. Tenían que empezar a ceder terreno. Ya no podía tener esos criterios que respondían al medievo y tenía que ir cediendo. De ahí surgió el Concilio Vaticano II y también de movimientos dentro de la iglesia como el de Jacques Maritain, los mismos jesuitas, lo que después derivaría en la Teoría de la Liberación, que ponían en cuestión muchas cosas, no sólo de puertas afuera sino también de puertas adentro; el celibato llegó a ser puesto en cuestión y faltó muy poco para que Pablo VI lo aprobara, hecho que hubiera sido revolucionario en el seno de la iglesia. También faltó muy poco para aceptar que las mujeres oficiaran las ceremonias, porque ahí sí que hay un machismo tremendo en la iglesia. Pero claro, la propia iglesia se reveló contra eso. Un Papa murió en medio, no se que pensar.

¿Se puede comparar la situación religiosa de aquella época con el integrismo del que tanto se habla hoy en día?

No. Aunque era un integrismo político, no era un integrismo de signo tan tremenda y directamente religioso como podemos ver en Bin Laden o en Arabia Saudita. No era la Guerra Santa, auque el obispo Pla i Daniel calificó de cruzada a la Guerra Civil. No hacía falta porque la iglesia formaba parte de un poder tradicional que en España tenía tres patas; una era la iglesia, otra era el ejército y otra el capitalismo terrateniente. No precisaban de un integrismo radical porque era una sociedad muy abierta al pecado, una sociedad lúdica que le gustaba el vino y el sexo y todo ese tipo de cosas. Aunque no sabría analizarte ese tipo de cosas.

¿Hay algún escándalo político o religioso que no haya querido incluir en el libro?

No, porque yo normalmente encuentro las cosas bastante normales. Cuando busqué en los seminarios y no quisieron darme las listas de los antiguos estudiantes, me dijeron que se habían roto muchas de ellas. Incluso me llegaron a decir, personas que ya estaban fuera del seminario, que se habían tachado nombres de gente que había tenido escándalos homosexuales, pero eso es algo que está a la orden del día, además, no es lo mismo la homosexualidad que la pederastia. Relaciones homosexuales las hay en muchos sitios. Pero si había algún escándalo yo no le presté atención. Yo iba a documentarme para mi novela.

¿Cuesta mucho esfuerzo integrar personajes reales con los de ficción – así como temas – para que en la novela consigan un buen grado de verosimilitud, sobre todo en una época tan próxima a nosotros y tan comprobable?

Es la primera vez que lo hago. Me lo pidió la novela. Me surgió de una manera natural porque yo no pensaba haber hecho eso, pero cuando surgió Eijo Garay, en el segundo capítulo, me di cuenta durante el curso de este relato que por qué no podían salir personajes reales. Desde luego convertidos por mí en personajes literarios. Ese juego que comenzó siendo una necesidad que me pedía el libro, me salió luego de una manera natural y no tuve ningún problema. De repente un personaje real aparecía, después llegaba uno de ficción.

¿Le ha costado mucho construir los personajes, integrarlos en la trama, darles unas personalidades tan características…?

Es una novela que he escrito con mucha naturalidad, aunque me ha costado, porque en estructura es una novela compleja. Hay pasajes que te llevan al pasado o flash – backs, cuando hablo del pasado utilizo el presente y cuando hablo del presente utilizo el pasado. Todas esas cosas las he ido encajando pero lo he hecho de una manera muy natural. Hay algo que hago cuando escribo una novela y es que, en una pizarra enorme pongo cada uno de los personajes con todos sus datos, edad, año de nacimiento, cuando se han casado… Eso el escritor lo tiene que tener muy claro

¿Ha sido costoso el trabajo de documentación?

Parte de ese trabajo lo tengo hecho porque yo nací en esa época. Cuando me preguntan si he estudiado mucho a Franco para la novela respondo que yo nací con Franco y me crié con él. Lo tenía en el NODO, en la radio, en los periódicos… lo conocía muchísimo más que muchos historiadores ingleses que se han leído toda su vida diez veces. Desgraciadamente yo se muy bien quién era Franco. Pero sí que busque muchos libros, no solo de documentación y de personajes, sino también compré una serie de un periódico que trataba sobre los años del NODO para ver las imágenes de aquel tiempo. Compré libros de fotografías de la época y también películas de los años cincuenta en las que está de fondo el paisaje de Madrid. Un paisaje que yo identificaba con mi infancia. Un paisaje de desmontes, de ruinas de la guerra, de miseria y de frío.

En la entrevista que le hizo un compañero hace algún tiempo sobre su libro “La aventura de viajar”, dijo que en España no se le considera como novelista. Tengo que decir, que su novela es una de las mejores escritas que he leído últimamente. ¿Cree que eso puede cambiar? ¿Se le considerará novelista?

Eso tampoco me importa demasiado. El mundo de la crítica, o por decirlo de una manera más amplia, el mundo de los poderes culturales es un mundo reducido. Es mucho más grande y más importante el número de lectores. Y es cierto que a mí, se empeñan en no considerarme novelista. Pero no es un problema sólo conmigo, es un problema general porque estos poderes piensan que podemos ser una cosa pero no varias. Si eres escritor, has de ser escritor, no puedes ser nada más. Parece que si cuando te sales del territorio en el que tú estás, atentaras contra unos principios casi morales. ¿Si soy un escritor de viajes, por qué no voy a poder escribir novelas? Además, yo a mis libros de viajes siempre les doy una estructura literaria, porque sino serían una simple guía.

Esta pregunta me lleva a otra: “¿Qué diferencias/dificultades ha encontrado entre el género de viajes y la novela?

Hay un momento determinado en que la propia historia que tú quieres contar te pide el género. A mi una historia me exige el género de la novela cuando sé que la realidad no me basta para contar algo que he visto en el fondo de las cosas. Cuando se que necesito la ficción para acercarme más a la verdad. Crear personajes, imaginar situaciones que puedan darle al lector una idea mucho más precisa de lo que yo siento de las cosas. La literatura, en definitiva, para mí es un intento de poner orden en el caos, un orden que es necesario y ahí es donde hace falta la novela.

Acostumbrado como está a escribir libros de viajes, en esta novela apenas se mueve de Madrid. ¿Se ha sentido de algún modo atrapado?

Tengo más novelas escritas pero no. Sí es cierto que aunque hay una pequeña parte en la que sale Varsovia y Roma, toda la historia transcurre en Madrid. Aunque tengo al menos otras dos novelas que transcurren íntegramente en Madrid. Yo he escrito mucho de Madrid, más que de África. Sin embargo me conocen mucho por los libros africanos. Quizá han tenido más audiencia porque nadie escribe de África. Aunque después se ha escrito mucho pero yo fui el que empezó

¿Alguna idea sobre su próxima estación de parada, sobre su próximo libro?

Tengo casi terminado un libro de un viaje por Alaska y Canadá. No es como África. Está más arriba (risas)

Pues es todo. Ha sido un placer y nos vemos en el próximo viaje.

Muchas gracias, Celia. Para mí también ha sido un placer.

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