Entrevista realizada por Celia Santos
El pasado mes de enero salió a la venta EL CORAZÓN DE YACARÉ, la última novela de Jose Luis Muñoz, un autor polifacético, sin ataduras, que escribe lo que quiere y le apetece, entre sus obras podemos encontrar novela negra, fantástica, erótica, histórica…
Salmantino de nacimiento, catalán de vocación y granadino por afición, se considera a sí mismo tozudo y perseverante, amante de la montaña, en concreto del Valle de Arán. Adora viajar y superar cuestas en bici. No fuma ni bebe, su único vicio; escribir ya que según él “es una adicción muy fuerte, hasta el punto de que no sé vivir sin hacerlo”.
Nos contó algunas cosas sobre su novela.
P - Novela negra, social, romántica… ¿Dónde clasificarías tú El corazón de Yacaré?
R - Pues creo que, sin yo quererlo, tiene un poco de todos esos géneros, y que se da de una forma natural, porque lo requiere la historia argumental de la novela. Es novela romántica, por supuesto, porque habla de una relación sentimental muy fuerte, que va más allá de la muerte ese corazón de Yacaré a que hace referencia el título, pero también es novela negra y, como novela negra, novela de denuncia social de un estado de cosas de Latinoamérica, ,
P - Yacaré es la protagonista de tu novela. Ella es una mujer hermosa pero le pusiste el nombre de un animal un poco feo ¿De dónde salió ese nombre?
R- Me dejé guiar por el oído. Me gusta, y mucho, la sonoridad del nombre, Yacaré, que inmediatamente te transporta a un territorio de sensualidad y magia. Luego, cuando ya había bautizado a la hermosa protagonista de mi novela caí en la cuenta de su significado. Decidí mantenerlo e introducir algunos párrafos que hablaban de la actividad depredadora de esos caimanes sudamericanos en las piscinas de Macladán, mi país inventado. Curiosamente se convierte en una premonición de lo que sucederá, porque el yacaré se torna agresivo y letal como comprobará el lector que se adentre en mi novela. En los países de América Latina se dan nombres muy extraños, el mismo de su amiga íntima, la rubia Usnavy, que es un nombre muy común que toman de los barcos de la flota USA que recalan en sus puertos. Con que haya una Yacaré, la mía, me doy por satisfecho. Quizá, a partir de ahora, se empiecen a bautizar con ese nombre al otro lado del océano.
P - Evidentemente, ella es el personaje más atractivo de la novela, pero reconozco que mi favorito es Nelson Correa, el policía encargado de la investigación. ¿Tienes algún favorito?
R - En eso coincido contigo. Nelson Correa es al que más aprecio, desde el punto de vista literario. Vive la eterna contradicción y el mal de conciencia que persigue a todos aquellos que, perteneciendo a una clase social, sirven como esbirros de la opuesta. Además, en el personaje, aparte de su brutalidad congénita, hay una cierta ternura, y hasta enamoramiento de la india, cuando la tiene a su merced, torturada, y desiste de violarla.
P - Sí, eso me llevó a una reflexión; ella utiliza sus "armas de mujer" para conseguir su objetivo, pero, ¿no son quizá son sus encantos innatos y que ella parece conocer, los más peligrosos?
R - La belleza de buena parte de las mujeres latinoamericanas reside en su natural sensualidad que les otorga, como un regalo, el Trópico. Yacaré es muy atractiva, aunque ella no haya reparado en ello hasta que comprueba como Santiago O'Higins, el ingeniero, pierde los papeles con ella.
P - ¿Por qué Macladán y no un país real?
R - Bueno, en anteriores novelas ambientadas en Latinoamérica, como ÚLTIMO CASO DEL INSPECTOR RODRÍGUEZ PACHÓN o LA CARAQUEÑA DEL MANÍ, utilizaba ubicaciones concretas que conocía por haber viajado, respectivamente, a La Habana y Caracas. En esta, como jugaba también el elemento fantástico y me refería a todos los países torturados de Latinoamérica, en los tiempos de las salvajes dictaduras militares auspiciadas por Estados Unidos, decidí inventar un país que fuera la síntesis de todos ellos, y un dictador, Duarte, que no sale pero al que se nombra constantemente, que fuera la suma de todos ellos. De forma inconsciente me he inspirado en la República Dominicana, aunque la República Dominicana está bañada por el Caribe, es una isla, y Macladán parece estar en tierra firme. Podría ser perfectamente El Salvador, o Guatemala.
P - ¿Has visitado esos países?
R - No. De Latinoamérica conozco México, Cuba, Brasil, Colombia y Venezuela, y de cada una de esas visitas salió novela, algunas todavía por publicar.
P - Vaya, parece que los viajes te inspiran...
R - Pues es algo evidente. Mis novelas se pueden leer, casi todas, como libros de viajes. Un libro es un viaje al interior de sus protagonistas. El viaje es algo muy literario. La vida es un viaje... Y mi fijación a hacerlo a Latinoamérica no la entiendo a no ser que un antepasado mío, por mi parte extremeña, quedara perdido por aquellas selvas desde 1492
P - Tratas un tema muy escabroso en la novela, y es el tráfico de órganos. ¿Cuánto hay de verdad y cuanto de leyenda urbana?
R - Bueno, creo que desgraciadamente lo que aventuro es bastante real. Buena parte de las mujeres víctimas del feminicidio de Ciudad Juárez aparecen sin sus órganos que, evidentemente, son vendidos a hospitales sin escrúpulos que pueden pagarlos, los norteamericanos de al otro lado de la frontera, las clínicas privadas que compran órganos para hacer sus trasplantes a sus ricos clientes. Y no sólo en ese territorio. En Rusia también sucede. Un día leí en el diario que a un tipo lo secuestró una ambulancia en la calle para llevarlo a un hospital en donde lo iban a vaciar para venderlo a trozos; tuvo la suerte de despertarse a tiempo de la inyección que le habían puesto y saltar en marcha. El se salvó, otros no lo han contado.
Hay otras teorías que giran sobre lo mismo, la realización de películas snuff, un comercio clandestino que mueve mucho dinero y que se nutre de todas estas aberraciones. La maldad humana no tiene límites
P - Repasando un poco tu bibliografía, he podido ver que has probado con varios géneros literarios. ¿Te consideras un escritor polifacético o es que no terminas de definirte?
R - José: Vázquez Montalbán, al que admiraba tanto como persona como escritor, hizo una reflexión acerca de mi obra al poco de conocerme, cuando prologó de forma generosa un libro de relatos titulado LA LANZADORA DE CUCHILLOS y que publiqué un año antes de ganar La Sonrisa Vertical, y dijo que estaba en crisis de ubicación, y así es, y frecuento todos los géneros literarios, porque he escrito novelas eróticas, históricas, fantásticas, negras, sobre todo negras, y me siento cómodo en los géneros, pero violando siempre sus reglas. Escribo por placer, sobre todo, y por ese mismo placer intento no repetirme nunca con mis novelas, y así he saltado de la Alemania nazi de EL MAL ABSOLUTO, a la cálida y pasional Latinoamérica.
P - ¿Prefieres seguir "volando libre"?
R - Pues sí, saltando de un género a otro, sin ataduras a personajes fijos, por ejemplo, que tienen otros autores de novela negra, algo que a mí me produciría cansancio. Además no puedo tener personajes fijos entre otras cosas porque los míos suelen terminar de muy mala manera y no admiten secuelas a no ser que sean de ciencia ficción, resucitándolos en otra dimensión.
P - 22 novelas y 16 premios literarios. Eso es vicio. ¿Te pone, lo de ganar premios o eres como las estatuas de las Ramblas, que si no le das una moneda no se mueven?
R - ¡Vaya símil! No, el recurrir a los premios es por una serie de razones muy simples. Primero, ganar un premio siempre es un honor literario, concita, de buenas a primeras, una mayor atención mediática. Cuando gané La Sonrisa Vertical, por ejemplo, salieron docenas de entrevistas, reseñas, noticias, que encuaderné en un libro de 200 páginas. Toda la prensa habló de ese premio y yo creí que tenía el mundo a mis pies. Me equivoqué, claro. El proceso de enviar un libro a una editorial es largo y desalentador, no sabes cuando te contestarán, ni si lo harán, si lo perderán, si pasarán de tu novela; si lo envías a un premio sabes que en un plazo breve, y en un día concreto, te dicen si lo has ganado o no. Los plazos son mucho más breves. Y la tercera razón, al margen del prestigio, es que los premios literarios te dan bastante más dinero que los adelantos editoriales que están por los suelos. Así que creo que mi elección de concurrir a los premios, y ganar algunos, es correcta.
P - Pero para ganarlos tienes que ser el mejor ¿Te consideras buen escritor?
R - No soy yo quien para decirlo, sería una vanidad enorme calificarme como buen escritor. Eso siempre lo decide el tiempo, y quizá cuando yo ya no esté aquí para saberlo. Me considero un escritor con un perfil determinado, que suele enganchar al lector con sus historias, que disfruta escribiéndolas y que transmite algo con sus obras. Si una obra literaria no altera al que la lee, pues es que no tiene corazón. En mis novelas busco conmover, horrorizar, erotizar, sacudir al lector, pero no las escribo por eso sino por propia satisfacción personal, porque creo que es algo que debo contar, que lo tengo dentro de la cabeza y debe salir transformado en libro,
P - Pues a mí ha habido etiquetas de champú que me han conmovido más que muchas novelas...
R - Sí, y anuncios televisivos que son mejores que cualquier película, aunque eso era antes, cuando había buenos creativos. De todas formas me cuesta encontrar novelas que me gusten, aunque últimamente di con una, EL MAPA DEL TIEMPO, de Félix J. Palma.
P - ¿Y que me dices de las editoriales? 26 libros y 16 editoriales distintas. Muy poca fidelidad veo en ti. ¿Huyes de los compromisos editoriales?
R - Creo que son ellos los que huyen de mí, con excepción de Algaida, con los que he publicado cinco novelas y en la que me siento muy a gusto, pues es una editorial que publica maravillosamente bien y distribuye a la altura de sus publicaciones. De todas maneras hay comportamientos editoriales incomprensibles, como el de Tusquets, que no me publicó ninguna novela más a pesar de haber ganado La Sonrisa Vertical, su premio, y de haber vendido más que bien el libro que ya va por la tercera edición y 37.000 ejemplares.
P - O sea, que nunca te veremos como ganador de esos grandes premios que otorgan algunas editoriales en España por los que cualquier escritor mataría.
R - Tiempo al tiempo. Como siempre digo, la del escritor es una carrera de fondo que la gana el que más resiste. Lo importante es estar presente casi cada año, publicar lo que vayas escribiendo. Si te cae un premio de los gordos, pues bendito sea. Gané el Azorín cuando era un premio importante, pero no daba tanto dinero como ahora, y además no lo publicaba Planeta. Con publicar, ganar dinero para viajar y ganar lectores, hablar con ellos en las ferias, ya me conformo.
P - Intuyo que alguna novela has presentado a dichos concursos...
R - Pues sí. Y he quedado finalista, entre los diez, entre los tres últimos antes de ser eliminado, en dos Fernando Lara, en un Ateneo de Sevilla, en un Ciudad de Torrrevieja, lo que me ha hecho viajar, alojarme en hoteles maravillosos y disfrutar de cenas exquisitas que para mí no lo han sido dado el estado de nervios de mi estómago. En un Fernando Lara estuve a punto del infarto cuando mi novela cayó casi al final del premio. Y un secreto de ese premio que siempre cuento. ¿Sabes cuál fue la segunda novela que cayó después de la mía para quedar ganadora Ángeles Caso?
P - Dímelo tú...
R - Pues la novela más vendida y traducida, el éxito más rotundo de la literatura española: LA SOMBRA DEL VIENTO de un desconocido, por entonces, Ruiz Zafón que Planeta no sabía si publicar o no, y al final lo hizo y ya ves cómo le salió de bien la jugada.
P - ¡Para que veas! No ganó el premio pero salió ganando…
R - Desde luego, porque la novela de Ángeles Caso no fue ningún éxito ni de ventas ni de crítica. Siempre hay un elemento mágico en eso del éxito literario, que nadie realmente sabe dónde esta, y que te puede sobrevenir por sorpresa, de la noche a la mañana. Pero eso es soñar y yo a lo mío, que es escribir y procurar hacerlo lo mejor posible.
P - Promocionas mucho tu trabajo por Internet. ¿Funciona o es una excusa para ligar?
Salmantino de nacimiento, catalán de vocación y granadino por afición, se considera a sí mismo tozudo y perseverante, amante de la montaña, en concreto del Valle de Arán. Adora viajar y superar cuestas en bici. No fuma ni bebe, su único vicio; escribir ya que según él “es una adicción muy fuerte, hasta el punto de que no sé vivir sin hacerlo”.
Nos contó algunas cosas sobre su novela.
P - Novela negra, social, romántica… ¿Dónde clasificarías tú El corazón de Yacaré?
R - Pues creo que, sin yo quererlo, tiene un poco de todos esos géneros, y que se da de una forma natural, porque lo requiere la historia argumental de la novela. Es novela romántica, por supuesto, porque habla de una relación sentimental muy fuerte, que va más allá de la muerte ese corazón de Yacaré a que hace referencia el título, pero también es novela negra y, como novela negra, novela de denuncia social de un estado de cosas de Latinoamérica, ,
P - Yacaré es la protagonista de tu novela. Ella es una mujer hermosa pero le pusiste el nombre de un animal un poco feo ¿De dónde salió ese nombre?
R- Me dejé guiar por el oído. Me gusta, y mucho, la sonoridad del nombre, Yacaré, que inmediatamente te transporta a un territorio de sensualidad y magia. Luego, cuando ya había bautizado a la hermosa protagonista de mi novela caí en la cuenta de su significado. Decidí mantenerlo e introducir algunos párrafos que hablaban de la actividad depredadora de esos caimanes sudamericanos en las piscinas de Macladán, mi país inventado. Curiosamente se convierte en una premonición de lo que sucederá, porque el yacaré se torna agresivo y letal como comprobará el lector que se adentre en mi novela. En los países de América Latina se dan nombres muy extraños, el mismo de su amiga íntima, la rubia Usnavy, que es un nombre muy común que toman de los barcos de la flota USA que recalan en sus puertos. Con que haya una Yacaré, la mía, me doy por satisfecho. Quizá, a partir de ahora, se empiecen a bautizar con ese nombre al otro lado del océano.
P - Evidentemente, ella es el personaje más atractivo de la novela, pero reconozco que mi favorito es Nelson Correa, el policía encargado de la investigación. ¿Tienes algún favorito?
R - En eso coincido contigo. Nelson Correa es al que más aprecio, desde el punto de vista literario. Vive la eterna contradicción y el mal de conciencia que persigue a todos aquellos que, perteneciendo a una clase social, sirven como esbirros de la opuesta. Además, en el personaje, aparte de su brutalidad congénita, hay una cierta ternura, y hasta enamoramiento de la india, cuando la tiene a su merced, torturada, y desiste de violarla.
P - Sí, eso me llevó a una reflexión; ella utiliza sus "armas de mujer" para conseguir su objetivo, pero, ¿no son quizá son sus encantos innatos y que ella parece conocer, los más peligrosos?
R - La belleza de buena parte de las mujeres latinoamericanas reside en su natural sensualidad que les otorga, como un regalo, el Trópico. Yacaré es muy atractiva, aunque ella no haya reparado en ello hasta que comprueba como Santiago O'Higins, el ingeniero, pierde los papeles con ella.
P - ¿Por qué Macladán y no un país real?
R - Bueno, en anteriores novelas ambientadas en Latinoamérica, como ÚLTIMO CASO DEL INSPECTOR RODRÍGUEZ PACHÓN o LA CARAQUEÑA DEL MANÍ, utilizaba ubicaciones concretas que conocía por haber viajado, respectivamente, a La Habana y Caracas. En esta, como jugaba también el elemento fantástico y me refería a todos los países torturados de Latinoamérica, en los tiempos de las salvajes dictaduras militares auspiciadas por Estados Unidos, decidí inventar un país que fuera la síntesis de todos ellos, y un dictador, Duarte, que no sale pero al que se nombra constantemente, que fuera la suma de todos ellos. De forma inconsciente me he inspirado en la República Dominicana, aunque la República Dominicana está bañada por el Caribe, es una isla, y Macladán parece estar en tierra firme. Podría ser perfectamente El Salvador, o Guatemala.
P - ¿Has visitado esos países?
R - No. De Latinoamérica conozco México, Cuba, Brasil, Colombia y Venezuela, y de cada una de esas visitas salió novela, algunas todavía por publicar.
P - Vaya, parece que los viajes te inspiran...
R - Pues es algo evidente. Mis novelas se pueden leer, casi todas, como libros de viajes. Un libro es un viaje al interior de sus protagonistas. El viaje es algo muy literario. La vida es un viaje... Y mi fijación a hacerlo a Latinoamérica no la entiendo a no ser que un antepasado mío, por mi parte extremeña, quedara perdido por aquellas selvas desde 1492
P - Tratas un tema muy escabroso en la novela, y es el tráfico de órganos. ¿Cuánto hay de verdad y cuanto de leyenda urbana?
R - Bueno, creo que desgraciadamente lo que aventuro es bastante real. Buena parte de las mujeres víctimas del feminicidio de Ciudad Juárez aparecen sin sus órganos que, evidentemente, son vendidos a hospitales sin escrúpulos que pueden pagarlos, los norteamericanos de al otro lado de la frontera, las clínicas privadas que compran órganos para hacer sus trasplantes a sus ricos clientes. Y no sólo en ese territorio. En Rusia también sucede. Un día leí en el diario que a un tipo lo secuestró una ambulancia en la calle para llevarlo a un hospital en donde lo iban a vaciar para venderlo a trozos; tuvo la suerte de despertarse a tiempo de la inyección que le habían puesto y saltar en marcha. El se salvó, otros no lo han contado.
Hay otras teorías que giran sobre lo mismo, la realización de películas snuff, un comercio clandestino que mueve mucho dinero y que se nutre de todas estas aberraciones. La maldad humana no tiene límites
P - Repasando un poco tu bibliografía, he podido ver que has probado con varios géneros literarios. ¿Te consideras un escritor polifacético o es que no terminas de definirte?
R - José: Vázquez Montalbán, al que admiraba tanto como persona como escritor, hizo una reflexión acerca de mi obra al poco de conocerme, cuando prologó de forma generosa un libro de relatos titulado LA LANZADORA DE CUCHILLOS y que publiqué un año antes de ganar La Sonrisa Vertical, y dijo que estaba en crisis de ubicación, y así es, y frecuento todos los géneros literarios, porque he escrito novelas eróticas, históricas, fantásticas, negras, sobre todo negras, y me siento cómodo en los géneros, pero violando siempre sus reglas. Escribo por placer, sobre todo, y por ese mismo placer intento no repetirme nunca con mis novelas, y así he saltado de la Alemania nazi de EL MAL ABSOLUTO, a la cálida y pasional Latinoamérica.
P - ¿Prefieres seguir "volando libre"?
R - Pues sí, saltando de un género a otro, sin ataduras a personajes fijos, por ejemplo, que tienen otros autores de novela negra, algo que a mí me produciría cansancio. Además no puedo tener personajes fijos entre otras cosas porque los míos suelen terminar de muy mala manera y no admiten secuelas a no ser que sean de ciencia ficción, resucitándolos en otra dimensión.
P - 22 novelas y 16 premios literarios. Eso es vicio. ¿Te pone, lo de ganar premios o eres como las estatuas de las Ramblas, que si no le das una moneda no se mueven?
R - ¡Vaya símil! No, el recurrir a los premios es por una serie de razones muy simples. Primero, ganar un premio siempre es un honor literario, concita, de buenas a primeras, una mayor atención mediática. Cuando gané La Sonrisa Vertical, por ejemplo, salieron docenas de entrevistas, reseñas, noticias, que encuaderné en un libro de 200 páginas. Toda la prensa habló de ese premio y yo creí que tenía el mundo a mis pies. Me equivoqué, claro. El proceso de enviar un libro a una editorial es largo y desalentador, no sabes cuando te contestarán, ni si lo harán, si lo perderán, si pasarán de tu novela; si lo envías a un premio sabes que en un plazo breve, y en un día concreto, te dicen si lo has ganado o no. Los plazos son mucho más breves. Y la tercera razón, al margen del prestigio, es que los premios literarios te dan bastante más dinero que los adelantos editoriales que están por los suelos. Así que creo que mi elección de concurrir a los premios, y ganar algunos, es correcta.
P - Pero para ganarlos tienes que ser el mejor ¿Te consideras buen escritor?
R - No soy yo quien para decirlo, sería una vanidad enorme calificarme como buen escritor. Eso siempre lo decide el tiempo, y quizá cuando yo ya no esté aquí para saberlo. Me considero un escritor con un perfil determinado, que suele enganchar al lector con sus historias, que disfruta escribiéndolas y que transmite algo con sus obras. Si una obra literaria no altera al que la lee, pues es que no tiene corazón. En mis novelas busco conmover, horrorizar, erotizar, sacudir al lector, pero no las escribo por eso sino por propia satisfacción personal, porque creo que es algo que debo contar, que lo tengo dentro de la cabeza y debe salir transformado en libro,
P - Pues a mí ha habido etiquetas de champú que me han conmovido más que muchas novelas...
R - Sí, y anuncios televisivos que son mejores que cualquier película, aunque eso era antes, cuando había buenos creativos. De todas formas me cuesta encontrar novelas que me gusten, aunque últimamente di con una, EL MAPA DEL TIEMPO, de Félix J. Palma.
P - ¿Y que me dices de las editoriales? 26 libros y 16 editoriales distintas. Muy poca fidelidad veo en ti. ¿Huyes de los compromisos editoriales?
R - Creo que son ellos los que huyen de mí, con excepción de Algaida, con los que he publicado cinco novelas y en la que me siento muy a gusto, pues es una editorial que publica maravillosamente bien y distribuye a la altura de sus publicaciones. De todas maneras hay comportamientos editoriales incomprensibles, como el de Tusquets, que no me publicó ninguna novela más a pesar de haber ganado La Sonrisa Vertical, su premio, y de haber vendido más que bien el libro que ya va por la tercera edición y 37.000 ejemplares.
P - O sea, que nunca te veremos como ganador de esos grandes premios que otorgan algunas editoriales en España por los que cualquier escritor mataría.
R - Tiempo al tiempo. Como siempre digo, la del escritor es una carrera de fondo que la gana el que más resiste. Lo importante es estar presente casi cada año, publicar lo que vayas escribiendo. Si te cae un premio de los gordos, pues bendito sea. Gané el Azorín cuando era un premio importante, pero no daba tanto dinero como ahora, y además no lo publicaba Planeta. Con publicar, ganar dinero para viajar y ganar lectores, hablar con ellos en las ferias, ya me conformo.
P - Intuyo que alguna novela has presentado a dichos concursos...
R - Pues sí. Y he quedado finalista, entre los diez, entre los tres últimos antes de ser eliminado, en dos Fernando Lara, en un Ateneo de Sevilla, en un Ciudad de Torrrevieja, lo que me ha hecho viajar, alojarme en hoteles maravillosos y disfrutar de cenas exquisitas que para mí no lo han sido dado el estado de nervios de mi estómago. En un Fernando Lara estuve a punto del infarto cuando mi novela cayó casi al final del premio. Y un secreto de ese premio que siempre cuento. ¿Sabes cuál fue la segunda novela que cayó después de la mía para quedar ganadora Ángeles Caso?
P - Dímelo tú...
R - Pues la novela más vendida y traducida, el éxito más rotundo de la literatura española: LA SOMBRA DEL VIENTO de un desconocido, por entonces, Ruiz Zafón que Planeta no sabía si publicar o no, y al final lo hizo y ya ves cómo le salió de bien la jugada.
P - ¡Para que veas! No ganó el premio pero salió ganando…
R - Desde luego, porque la novela de Ángeles Caso no fue ningún éxito ni de ventas ni de crítica. Siempre hay un elemento mágico en eso del éxito literario, que nadie realmente sabe dónde esta, y que te puede sobrevenir por sorpresa, de la noche a la mañana. Pero eso es soñar y yo a lo mío, que es escribir y procurar hacerlo lo mejor posible.
P - Promocionas mucho tu trabajo por Internet. ¿Funciona o es una excusa para ligar?
R - Ja. Lo hago porque funciona. Sé que se han vendido algunos puñados de mis últimos libros gracias a que los he promocionado por Internet, que en Sant Jordi se vendieron todos los libros de Negra y Criminal seguramente porque hice mucha publicidad de ello, que en las últimas Ferias del Libro de Madrid, a la que voy a asistir también este año y estaré en la caseta de Estudio en Escarlata el sábado 30 de mayo, de 12 a 14 horas, pues firmo más desde que sale la noticia en Internet. ¿Se liga? Más por facebook, gracias a una foto que me hizo una amiga y en la que salí milagrosamente favorecido.
P - ¿Te tratamos bien los críticos?
R - Entre los críticos hay de todo. Cuando empecé hubo unos cuantos que, antes incluso de nacer, quisieron ahogarme. Fue algo doloroso y curioso leer cosas muy acres y duras de gente que no te conocía de nada y además te leía muy mal. Con BARCELONA NEGRA un tipo de un diario extinto de Barcelona, El Diario de Barcelona, llegó a tacharme de filonazi, anticatalanista - porque no me gusta la Sagrada Familia - y augurarme que no publicaría más después de insultar al jurado que me dio el premio Azorín y decir que estaba borracho. Bueno, pues yo sigo aquí, con 25 libros, y él no sé ni me importa adónde se largó. Otra periodista, esa de El País, me tiene especial odio y no sé por qué. Creo que la maté en LIFTING, en donde ajustaba cuentas con toda esa gente. Excepto ese espinoso comienzo literario, luego las críticas fueron buenas, y hasta muy buenas, como unas cuantas que aparecieron sobre LA CARAQUEÑA DEL MANI en Culturas de La Vanguardia, y también con EL MAL ABSOLUTO. Y las críticas de los franceses con ÚLTIMO CASO DEL INSPECTOR RODRIGUEZ PACHÓN están siendo muy buenas.
P - ¿Qué te inspira?
R - Pues las fuentes de la inspiración son aleatorias. A veces es una noticia leída en un periódico, la escena de una película, un libro que estoy leyendo, un recuerdo que tengo en la mente, una frase que me viene a la cabeza y de la que arranca la narración, o una inspiración casi divina. Una vez me ocurrió que me puse a escribir casi al dictado, de no se sabe quién, una novela y no paré de escribir hasta que la terminé. Fue la novela escrita de un tirón, en poco menos de 16 horas sin interrupciones. Algo raro. A veces es algo, en teoría, muy cerebral y estructurado, como es el caso de LA PÉRDIDA DEL PARAÍSO, que parte de un encargo, pero luego todo el esquema se altera, los personajes se rebelan, los que tienen que morir se resisten a hacerlo. El proceso de la creación realmente es una novela de aventuras, no sabes por donde te va a llevar.
P - Tu autor favorito…
R - Si sólo tengo que citar a uno pues te diré que Julio Cortázar. Leyéndolo, en mi época universitaria, me animó a escribir, aunque creo que he escrito desde que aguantaba un bolígrafo entre mis dedos, desde siempre.
P - Tu novela imprescindible…
R - Pues te la digo sin dudar porque es la que más me ha impresionado. BAJO EL VOLCÁN de Malcom Lowry.
P - ¿Qué libro hay ahora mismo en tu mesita de noche?
R - LA RESACA DEL AMOR, un desternillante falso ensayo de mi amigo Juan Bas, el escritor que más me hace reír, el único que fue capaz de que no me diera cuenta de que mi avión despegaba y aterrizaba.
P - ¿Cuál será tu próxima novela?
R - No, será no, es. OTUMBA, título resonante que gira en torno a la Noche Triste y toda la épica de la conquista de México por Hernán Cortés, un viejo proyecto que he cogido de nuevo, tras tenerlo abandonado por los endiablados nombres de los personajes aztecas que ya voy dominando. Será una novela con dos puntos de vista entrecruzados, aztecas y españoles, muy épica, al estilo de lo que fue LA PÉRDIDA DEL PARAÍSO. Voy por la página 300 y no sé cuántas tendrá.
P – Muchas gracias, Jose Luis por tu tiempo y mucho éxito con la novela.
R – Siempre es un placer responder a preguntas inteligentes. Muchas gracias a ti.
El blog del autor lasoledaddelcoorredordefondo.blogspot.com
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