miércoles, 18 de marzo de 2009

EL MENTALISTA - ÁLVARO DÍAZ ESCOBEDO.


TÍTULO: El Mentalista
AUTOR: Álvaro Díaz Escobedo
EDITORIAL: Ediciones Irreverentes
ISBN:978-84-96959-22-4
Nº DE PÁGINAS.: 132

Reseña realizada por Erotómana.


“El Mentalista” de Álvaro Díaz Escobedo, ganadora del Primer Premio Incontinentes de Novela Erótica y publicado por Ediciones Irreverentes es una novela con sexo narrado explícitamente que además está cargado de romanticismo amoroso y que coquetea con la novela de intriga.
Ambientada en un crucero, el lujo sirve como cómodo colchón copulatorio al protagonista: Hugo Rivera. Éste es un hombre atractivo donde los haya al que las mujeres –maduras, jovencitas, cantantes, todas ellas de belleza sin par - se abren como la puerta de Alí Babá ante las palabras mágicas. Hugo encarna la fantasía masculina por excelencia, la del follador incansable, seductor irredente que consuma el acto a troche y moche consiguiendo orgasmos femeninos a diestro y siniestro.
El vocabulario que emplea Álvaro Díaz Escobedo es rimbombante y aunque hay muchos episodios de sexo detallado no se elude a palabra “soez” alguna. Esta expresión tan barroca da un toque de irrealidad al narrador y a sus personajes, de fantasía idealizada. Copio un párrafo significativo. Hugo ha seducido, o se ha dejado seducir, por la esposa de un magnate y se disponen a hacer el amor:

Generosa se entregaba la hembra; también demandaba, pese a que lo hiciese en silencio.
El roce de los dedos ajenos dilataba los poros de piel propios, permitiendo que en la epidermis penetrase una corriente deliciosa.
Sus aceleradas respiraciones eran signos inequívocos de que la pasión comenzaba a dominarles.
Algunas mujeres prefieren que las besen en la parte inferior de los labios; otras se limitan a colocar éstos de modo que acompañen a la succión adecuada; las hay que ansían ser besadas a lo largo y ancho de la boca, y existen las que en el instante en que el hombre las posee, ofrecen simultáneamente la garganta y la vagina.
Hugo Rivera optó por el acercamiento progresivo; estimulándole las zonas adyacentes a los pezones con exploraciones linguales y besuqueo intermitente, ganaba su voluntad.
...
Imprescindible para llevar gafas, la nariz está adaptada a diversos usos; entre otros, reconocer a las mujeres. Teniendo en cuenta que el olfato y el gusto componen los llamados “sentido químicos” Hugo admitía encontrarse ante una lozana señora. Ya aseguraba Sócrates que los olores corporales son reflejo de la categoría social. Lamentablemente es que nuestra membrana pituitaria se anquilosase a partir de los humanos, separando el hocico del suelo, nos enderezásemos.
El sexo de Debra, a la altura de la cara masculina, descendió hasta que los rebordes carnosos de la vulva quedaron apoyados en el glande del amante, quien se sometió, complacido, a la cadencia impuesta por la mujer. En dicha posición acariciaba los pechos con una mano y rodeaba la cintura con la otra.
Aparte de la buena funcionalidad del mecanismo de atracción sexual,esa fuerza va más allá del imperio de lo sensorial, comenzaba a prender en sus corazones.

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