LA VIDA SEXUAL EN LA ANTIGUA CHINA
Autor: R. H. Van Gulik
Editorial: Siruela
ISBN: 97884-7844-929-9
Nº de páginas: 602
Es inevitable: China está de moda. Tras el empacho de Juegos Olímpicos y todo lo que la cultura del país anfitrión de dicho evento conlleva, podemos decir que nos hemos acercado un poquito más a ese misterioso y milenario país.
Autor: R. H. Van Gulik
Editorial: Siruela
ISBN: 97884-7844-929-9
Nº de páginas: 602
Es inevitable: China está de moda. Tras el empacho de Juegos Olímpicos y todo lo que la cultura del país anfitrión de dicho evento conlleva, podemos decir que nos hemos acercado un poquito más a ese misterioso y milenario país.
Pues bien, para aquellos que quieran saber un poco más y conocer el lado más “íntimo” de los chinos a lo largo de la historia, aquí tenemos un interesante volumen donde el sinólogo holandés, R. H. Van Gulik nos descubre y da a entender la sexualidad de este pueblo a través de los siglos.
De forma cronológica, el autor nos va ilustrando levemente sobre la historia de china y las diferentes dinastía y cómo en cada una de ellas existían particularidades intrínsecas a sus mandatarios pero siempre siguiendo las dos corrientes filosóficas que han moldeado la vida social y el comportamiento de la cultura china: el taoísmo y el confucionismo.
Para diferenciar esquemáticamente estas dos corrientes daré las siguientes definiciones extraídas de la propia lectura.
El TAOÍSMO vivía en armonía con las fuerzas de la naturaleza y adoraba a la mujer por considerarla más cercana a dichas fuerzas.
Por otro lado, el CONFUCIONISMO desarrolló su propia filosofía, la “piedad filial” consistente en un estado patriarcal donde la mujer era considerada un ser inferior. Pero lejos de tratar a la mujer con menosprecio o repudio, este tratamiento se consideraba algo natural (no como sucedía con algunos sacerdotes cristianos medievales).
El libro nos habla, sobre todo de tratados de medicina y manuales de sexo ilustrados que eran los documentos en los que se plasmaban las prácticas sexuales, imprescindibles para la buena salud de los hombres y mujeres de la época.
Dichos manuales formaban parte del ajuar femenino. Normalmente se dejaban al lado de la cama, en el tálamo y se consultaban durante el acto sexual, entre otras cosas, para estimular a las mujeres tímidas.
Los tratados medicinales explicaban de forma técnica las prácticas sexuales ya que el hombre tenía que absorber la energía Yin de la mujer durante el coito. En estos tratados se explicaban prácticas como la de evitar la eyaculación, a no se que fuera estrictamente para procrear, ya que con esta técnica se creía que el hombre alcanzaría la inmortalidad, y la de conseguir el mayor placer a la mujer pues que se suponía que, a través del orgasmo femenino, el hombre podía absorber toda la energía Yin necesaria para el perfecto equilibrio de su cuerpo y de su mente. Cuanto mayor era el goce de ella, más energía, y por consiguiente más equilibrio conseguía él.
La mujeres eran educadas en estas prácticas y debían conocer todas y cada una de las técnicas necesarias para la perfecta unión. Ellas a su vez, debían educar a sus maridos. No en vano, en uno de los tratados estudiados por Van Gulik podemos leer frases como. “¿Acaso no es extraño que desde la antigüedad hasta el presente una pulgada cuadrada haya sido suficiente para que el corazón del hombre enloquezca?” u otras como por ejemplo “Un hombre inteligente construya potentes murallas, una mujer inteligente las traspasa”.
Para la sociedad china, una buena vida sexual era tan importante como la alimentación. A través de ella se conseguía la armonía en el hogar y la salud.
Pero un hombre tenía que satisfacer sexualmente a todas las mujeres de la casa (primera dama, esposas y concubinas) y a todas ellas debía darles el placer al que estaba obligado para mantener la armonía. La masturbación masculina estaba totalmente prohibida, no así la femenina o las relaciones sexuales entre dos o más mujeres de la misma casa, ya que así se evitaban problemas de celos y envidias y se conseguía aplacar los ánimos entre ellas. Ya se sabe que más de dos mujeres en la misma casa peleando por las atenciones de un mismo hombre tienen que traer problemas.
Este libro nos describe, entre otras cosas, múltiples posturas para el acto sexual, las diferentes formas del pene o la vagina, movimientos que la mujer debe hacer para mejorar el goce sexual, mujeres apropiadas o inapropiadas para el sexo… además de ilustraciones de diferentes épocas y magníficas descripciones. También podemos encontrar diferentes objetos o juguetes sexuales fabricados en jade, marfil o madera.
En general, pero sobre todo en la corriente taoísta, que prestaba mucha más atención a la mujer y sus necesidades físicas, trajo consigo una corriente de misticismo que, en diferentes épocas provocó grandes movilizaciones del pueblo chino. De hecho, durante el confucionismo, muchos de los manuales de sexo y novelas pornográficas, fueron destruidos por considerarse contrarias al pensamiento. En 1950, el régimen comunista, acabo con la secta taoísta I-Kuan_tao, publicando en un periódico prácticas que, según ellos, eran inaceptables, pero que en realidad formaban parte de una cultura de miles de años. De este modo se perdieron en China una gran cantidad de documentos dedicados a la sexualidad y sus virtudes.
Toda esta corriente “mística” sobre todo el taoísmo, se extendió por todo oriente, Japón, India… y ellos la desarrollaron adaptándola a su propia cultura y modo de vida.
En la actualidad, occidente está redescubriendo los beneficios de la sexualidad oriental a través de Tao, Tai Chí, meditación… prácticas que formaban parte, en la antigüedad de la educación y la práctica sexual. Podemos encontrar en las librerías una gran bibliografía sobre todos estos temas y, a buen seguro, algo aprenderemos de ellos.
Pero para empezar y conocer los orígenes de una forma amena y pedagógica, este puede ser un libro perfecto. Aparte de descubrir curiosidades simpáticas, leer cuentos eróticos y en definitiva, conocer el refinamiento oriental que nunca deja de sorprendernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario