Mi trabajo era muy duro, no me divertía trabajando y yo tengo un lado personal muy lúdico. Si no me divierto no soy feliz, y mi trabajo no me divertía, al contrario, me castigaba mucho. Aún guardo recuerdos de aquellos tiempos, por ejemplo, sigo durmiendo mal. Aproveché una buena época en la que gané dinero y dije “hasta aquí hemos llegado”.
Pero ya escribías antes de tomar esta decisión.
No, no tenía tiempo. Cuando uno trabaja de ejecutivo de grandes cuentas en el sector informático no le queda tiempo para nada.
¿Y por qué te decantas por la escritura y no por la pintura, por ejemplo?
Esta pregunta es muy fácil de responder. En el momento en que yo te pinte algo, verás porqué me dedico a la literatura y no a la pintura.
¿Desde el primer momento escribes novela negra?
No, lo primero que escribí no era propiamente novela negra, aunque tiene un trasfondo que ya apunta. Lo tengo por ahí guardado, no sé donde.
¿Cuántas horas al día dedicas a la escritura? ¿Eres metódico?
Lo mío es absolutamente lúdico. Cuando quiero escribir, escribo. Si tengo algo en la mente que creo que me puede servir, lo apunto y, en el momento en que me apetece me siento y escribo. Es cierto que, normalmente tengo ganas de escribir.
¿Pero tendrás un guión, un esquema de lo quieres contar?
Yo escribo sin guión preconcebido. Voy escribiendo la novela sobre la marcha. Sin embargo, me tomo muy en serio que no quede ningún cabo suelto y sin hacer trampa. Aquel que escriba novela negra y haga trampas para que al final todo le cuadre merece que alguien se lo recrimine.
Sin embargo, también te diré que tengo alguna novela que ha empezado siendo una frase brillante, única y exclusivamente. Y a partir de esa frase he ido construyendo la novela.
¿Por ejemplo?
Música para los muertos. Empezó siendo una frase brillante, continuó siendo un cuento corto y acabó siendo una novela. (La frase es: “Duke Ellington me miró con expresión triste y preguntó: -¿Usted cree que puede manejar este asunto?)
De ti se ha dicho que estás recuperando la novela negra norteamericana, ¿qué opinas?
Yo creo que es cierto. Desgraciadamente hay una moda que pretende innovar la novela negra, que un detective sea, por ejemplo, un dependiente de unos grandes almacenes. No hombre, no. La novela negra que inventaron Chandler, Mc.Coy…no necesitan inventos. Precisamente, la novela negra es una traslación de la novela inglesa hacia la realidad, se separa de ella en el momento en que toma conciencia social.
¿Agatha Christie?
Sí, Agatha Christie como máximo exponente. Ella hablaba de un mundo que no existía y si existía era en una pequeña escala. En Inglaterra lo que menos había eran barones retirados, duques y grandes señoras. Lo que realmente existía eran personas que trabajaban 14 horas al día y que se morían de hambre. Cuando esto llegó a EEUU se imbricó aquella novela inglesa con la realidad americana, con la gente que realmente vivía en la ciudad.
Aparte de eso, en la novela inglesa a la gente la mataban de una manera muy rara. Un muerto que aparece en una habitación cerrada por dentro… ¡Eso no sucede nunca! A la gente la matan apuñalada, o le pegan un tiro o le dan un golpe certero con un bate de béisbol. Y eso es lo que hicieron los americanos.
Por tanto, pedir que una novela negra se aparte de la realidad me parece absurdo. El sello de identidad de la novela negra es su contacto con la realidad. Así que… que no me digan que escriba sobre un detective que sea conductor de autobús. ¡Vamos, hombre!
¿Cómo definirías tú a Basilio Céspedes, el detective de tu novela y qué tiene de ti?
Te voy a dar dos respuestas en una. Yo nunca escribo de mí, sin embargo, un escritor pone parte de él en un personaje. Si yo fuera detective, que no lo seré nunca, pero si lo fuera, sería un detective privado parecido a Basilio Céspedes. Por tanto, ¿qué tiene de mí? Que tiene todo lo que yo tendría si yo fuese detective privado.
Para escribir la escena de la comisaría, escena muy divertida donde travestis y policías son los protagonistas, ¿has vuelto la mirada a algún recuerdo?
Me la he inventado totalmente, pero mientras la escribía, tenía en la mente un par de travestis, vestidos de mujer, claro, con 1.90 de altura, zapatos de plataforma imposible y con barba incipiente.
La novela negra aporta algo de denuncia social, ¿cuál es tu crítica en “una anciana obesa y tranquila”?
Si tú escribes sobre la realidad que te rodea, es inevitable hacer crítica social, aunque yo creo que ese no es mi trabajo. Simplemente, reflejando la sociedad ya estás haciendo crítica social.
En una novela negra, ¿siempre tiene que haber un muerto?
Jajaja, hombre, es recomendable. Qué haríamos en la novela negra sin ellos.
Cine negro y jazz parecen la pareja perfecta. Aunque Casablanca sea una película mezcla de amor y espías, es calificada como película de cine negro.
Porque está Humphrey Bogart. Él empezó haciendo películas de gángster, le daban el papel de malo y lo mataban en la primera escena.
¿Y Luis Gutierrez con qué película de cine negro se queda?
No sé, quizá, con la versión de “Adiós, muñeca” en la que Robert Mitchum interpreta al detective Philip Marlowe. Para mí, Mitchum es el mejor Marlowe del cine.
“Una anciana obesa….” Nos lleva al barrio de la Alfama, en Lisboa, ¿qué te hizo ir allí?
Alfama es un barrio musical, bohemio… La música me apasiona y allí encontré tango, blues y, claro, el fado.
La música siempre te rodea.
Siempre. Soy un melómano apasionado. Tengo una colección de 10.000 discos maravillosa. (¡Caramba!) Sí, me gusta todo tipo de música pero especialmente el jazz, el blues, el tango y el fado. Precisamente, la conferencia que dí en Salamanca con motivo del Congreso de Novela y Cine Negro se llamaba “jazz y blues en la novela negra americana”.
Maria la Portuguesa vive, o mejor, vivía claro, en Barcelona ¿es Barcelona un buen escenario de novela negra?
Barcelona es un buen escenario de novela negra, sobre todo el barrio de El Raval o el de Poble Sec. En estos barrios hay gente que pasa hambre, hay prostitución o, mejor dicho, ejercen la prostitución en otros barrios pero viven allí, hay gente que trabaja en el puerto… Pero no vamos a hacer apología de Barcelona, cualquier gran ciudad es un buen escenario de novela negra.
A pesar de los esfuerzos de los escritores, ¿la realidad sigue superando a la ficción?
La realidad que conocemos, no. La realidad que no nos cuentan, si.
Lo prometido es deuda. Ha llegado el momento de preguntarte: la breve aparición del padre Carballo en tu libro ¿Carvalho y Montalbán planeando por la novela?
No, no lo es en absoluto. Para mí, Montalbán es un escritor sobrevalorado. Alguna vez me han dicho que me parezco a él, y yo digo que en absoluto. Bebemos de la misma fuente (la novela negra americana), pero somos muy diferentes. Montalbán defendía a los pobres del mundo pero tenía al pobre Biscuter esclavizado en la cocina para que le hiciese comiditas. Yo, a Billy Ray, el ayudante de Basilio Céspedes, lo tengo como el cerebro gris de la Agencia. Montalbán defendía el papel de las mujeres en el mundo pero a la pobre Merche no la trataba precisamente bien. En cambio yo, a la secretaria de la Agencia la trato con mucho cariño. ¿En qué nos parecemos Montalbán y yo?
¿Estás trabajando ya en un nuevo proyecto literario?
Yo siempre estoy escribiendo algo. Escribo cuando me apetece, pero es que es casi siempre. Ahora estoy con una novela que es una auténtica gamberrada y con la que estoy disfrutando como nunca.
Luis, conociendo las anteriores y después de esta entrevista estoy deseando tenerla ya en las manos. Muchísimas gracias.
Lo cierto es que hablamos también de Ella Fitzgerald, de Billy Holliday, de las Jam Sessions. Su ingenio al hablar, que transmite en su escritura, hizo que el tiempo pasara en un suspiro. Más tarde, nos despedimos. El se volvió a colocar su sombrero panamá y con aire de misterio se alejó para perderse por las calles de Barcelona. Yo me quedé con unas ganas irrefrenables de envolverme en sonido de jazz.